Comienzo platicándoles que yo conocí al grupo Cámara Rodante por ahí de agosto del 2010, un amigo me motivo a ir, jurándome que la pasaría genial, y efectivamente así fue. Me encontré con gente súper amable, atenta y servicial que hicieron de ese momento la clave para tomar amor por la bici, las experiencias que te da y hasta por cada morete que me quedo. Gracias a todos ellos decidí que no sería la única ocasión, compre mi bici, porque la otra era prestada y continúe hasta que un día me dio miedo.
Después de casi un año de no ir a rodar, entrado el 2012 decidí que volvería al grupo, el miedo no puede ser para siempre, tengo muchas experiencias buenas para contar y no pienso renunciar a más. Así que en cuanto recogí mi bici del servicio ya me latía el corazón de emoción. Me despertaba cada hora para no quedarme dormida hasta que arranque mi coche con mi bici lista. Llegado el punto de reunión me dio mucho gusto ver a mis amigos de siempre caras conocidas y nuevas, en fin todos con el mismo propósito y pasión.
Al empezar el trayecto ya me temblaban las piernas. Según un amigo que iba a mi paso me dice que me veía estresada, y acepte su cortesía al no quererme decir que me veía de plano muy fregada jaja, pues si hasta yo me asuste de ver que en los primero 9 km yo ya iba jadeante, agotada, pero con toda la actitud de llegar. Al cabo ya solo me faltaban 10km para llegar a la primera parte que era la fácil jijiji, al llegar a Pueblitos ya venias subiendo dos chavos del río, y me quede de 4, no lo podía creer seguro que solo hicieron la finta jajaja me recordó viejos tiempos.
En vista de mi condición tome la bici para empezar a regresar. Y agarre nuevamente valor me dedique a disfrutar del paisaje, de esa sensación de libertad que te da el sentir el aire en la cara, la velocidad y la adrenalina de saber que en cualquier momento puedo salir rodando, pero así es esto, la única manera de disfrutar es viviéndolo. Al ver el camino recorrido llegado a la cima simplemente sonreí de satisfacción de haberlo logrado, de no renunciar…así son las rodadas, como la vida misma.
Al llegar a su casa me entro este momento de melancolía por haber dejado pasar tanto tiempo sin sentir lo que solo una bici te puede regalar, como pude estar tanto tiempo sin sentirme así de viva. Lo primero que hice fue lavarla para que quede lista, jurándole no volverla a abandonar porque la más perjudicada fui yo, me duelen las piernas, las nailons, las manos, las espalda, auch juro no volverlo a hacer jajajajja.Ahora sí que si no fuera por esos momentos y los de quincena…jijiji
Gracias a todos por su compañerismo y apoyo.
Crónica de Guadalupe Olmos...
CÁMARA RODANTE
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