COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

martes, 30 de septiembre de 2014

UNA RODADA DONDE APRENDIMOS LA SENCILLEZ Y LA AMISTAD DE LA COMUNIDAD AGUA DE SAUCO... CRÓNICA DE JUAN CARLOS FRANCO


A la hora indicada llegamos al punto de reunión y partimos “en caravana” hacia Atemajac de Brizuela. Una vez allá, estacionamos nuestros autos y comenzamos a preparar las bicicletas armando ruedas, checando el aire a las llantas, lubricando cadenas, los rostros de todos lucían animados y con muchas ganas para pedalear. Comenzamos a cargar la camioneta con las despensas y demás artículos que llevaríamos a la comunidad Agua de Sauco.


Después de una explicación del motivo de esta rodada  de Cámara Rodante por parte de nuestro guía Edgar Fidalgo, comenzó la famosa caravana. Tal como nos lo indicó Edgar, después de unos metros en la terracería comenzó la subida, ajustamos los cambios de las bicicletas y pedaleamos con fuerza.

En esa primera subida el grupo empezó a dividirse en las clásicas tres partes: los avanzados que mantuvieron el ritmo y subieron rápidamente, los intermedios que lentamente subimos una parte en bicicleta y otra caminando y los rezagados que venían disfrutando del paisaje, tomando fotos y ayudando a los compañeros con problemas. El clima nublado y fresco nos ayudó mucho para conservar la energía, ya que gran parte del trayecto era subir, subir y seguir subiendo; aunque después encontramos varias bajadas que nos dieron oportunidad de recuperarnos. Algunas partes del camino las recorrimos rodando, otras parte las recorrimos caminando, “paseando nuestra bicicleta”.

Poco a poco el paisaje fue cambiando y ante nuestros ojos se mostró un escenario maravilloso. Una vista panorámica de llanos y campos rodeados de bosque de pino y encino. El aroma a pino y ocote se percibía en el aire fresco de la montaña. La lluvia matutina dejó en el ambiente el olor a tierra mojada y también unos cuantos charcos y escurrimientos de agua que cruzamos fácilmente, pero más adelante nos enfrentaríamos con otros retos… Después de cruzar una huerta de pinos navideños, llegamos a una parte del camino inundada y convertida en un lodazal.


Comenzamos a cruzar tratando de mantener el equilibrio en ese camino tan resbaladizo y fangoso. Unos cruzamos lentamente por la orilla, otros pasaron a velocidad por en medio de los charcos, cubriendo sus pies y bicicletas con una capa de lodo, y otros se atascaron y perdieron el equilibrio o fueron víctimas de bromas de los compañeros y tuvieron que caminar a través del agua y lodo. Al salir de esa parte la ruta continuaba ¡hacia arriba una vez más!, y aunque en ocasiones sentíamos que nos faltaba el aire, nos habían platicado que el paisaje y la vista en el mirador eran increíbles y valía la pena el esfuerzo.


Otras subidas, mas lodo, una bajada y llegamos al mirador de la Cruz de Volcancillos. El imponente paisaje fue una gran recompensa al esfuerzo realizado. La vista de la laguna de Sayula y las nubes cruzando los cerros de manera esporádica nos permitieron admirar la belleza de esta región. Tras la recomendada sesión de fotografías, procedimos a tomar camino hacia la comunidad Agua de Sauco donde ya nos esperaban dos ollas con elotes cocidos.


Pero eso no era lo único, llegamos y empezó la degustación ¡de guisados que habían preparado para nosotros…! Iniciamos en la cocina donde íbamos uno a uno esperando turno para una deliciosa tortilla hecha a mano, o una quesadilla para acompañarla con frijoles, con guisado y con salsas; un tentempié para despertar el hambre y poder continuar con elotes criollos con sal, limón y chile.


Llamó mucho la atención, la sencillez y la generosidad de las personas que nos recibieron. Se veían muy contentos y se esforzaban por atendernos. Procedimos a entregar las despensas y los artículos que juntamos para ellos, nos tomamos la foto del recuerdo y recibimos la invitación por parte de la comunidad, para volver en otra ocasión.


Con la barriga llena y el corazón contento, iniciamos el regreso y la parte más emocionante del ciclismo de montaña: el descenso. A gran velocidad y concentrados en mantener el equilibrio, regresamos muy rápido, en ciertas partes del bosque nos separamos y algunos bajamos solos, escuchando solamente el silbar del aire a través de nuestros cascos mientras descendíamos los caminos y curvas de tierra y piedras sueltas. ¡La emoción y adrenalina al máximo!


Tuvimos algunos incidentes en ambas partes del trayecto, pero como siempre, con el apoyo anímico, auxilio mecánico y tips para subir o descender de Carlos Ibarra y Lino Valdez, la rodada terminó de maravilla.


Todos enlodados pero contentos de haber concluido una rodada más y sobre todo, que todos en el grupo de Cámara Rodante nuevamente mostraron su solidaridad con la gente de la comunidad de Agua de Sauco. No cabe duda que cuando hacemos las cosas con propósito, salen mejor y las disfrutamos más.


Felicidades a todos en Cámara Rodante, juntos podemos hacer que este grupo siga creciendo y continúe dejando huella por los caminos que recorremos cada domingo.

Crónica de Juan Carlos Franco
Cámara Rodante

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