Después de más de un mes de no rodar con Cámara, vimos la publicación de Facebook el día sábado por la mañana en la cual habría una rodada al Bosque la Primavera a la Torre 1 y una bajada divertida por el Espinazo del Diablo, ya en otras ocasiones que se habían realizado algunas rodadas a este lugar nos parecían atractivas pues habíamos escuchado todo tipo de comentarios, sobre todo por el famoso “Espinazo del Diablo”, sin embargo queríamos averiguarlo por nosotros mismos y cumplir con el reto. Entonces decidimos ir.
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Llegamos muy puntuales al punto de encuentro, la entrada por los postes de Mariano Otero, pero no vimos a nadie de cámara todavía, así que con calma nos estacionamos, bajamos las bicis y nos pusimos nuestro outfit bicicletero, nos llevamos una sorpresa pues es muchísima gente la que acude a este lugar a realizar todo tipo de actividades, nunca imaginamos que fuera un lugar tan solicitado.
Vimos varios grupos de ciclistas que se reunían en diferentes puntos, pero a lo lejos alcanzamos a identificar al famosísimo Carlos Ibarra, que por cierto lucia orgulloso su camisa de las Margaras pues su equipo había logrado vencer al Ame y ya estaba instalado en la liguilla, éramos pocos en comparación con otras rodadas, en su mayoría eran hombres, solo 4 mujeres eran las valientes que subirían a conquistar la torre 1.
Partimos pues con muchas ganas de pedalear, nos separamos un poco del grupo y cuando entramos al bosque seguimos un camino equivocado, pero otro ciclista muy amablemente nos indico por donde debíamos seguir. Primero iniciamos con algunas subidas demandantes, entre piedras, tierra suelta y algunas piedras grandes pero no perdíamos el ánimo, subíamos y subíamos, al preguntarle a Carlos Ibarra cuanto faltaba, solo nos decía ya es la última subida, creo que eso nos dijo durante todo el camino unas siete veces.
Seguíamos siendo los últimos, pero Juan Humberto nos repetía que esa no era una carrera de velocidad, si no una de resistencia, nunca dejo de darnos ánimos y consejos para que pudiéramos seguir adelante. Unos metros más, nos dijo, animo, la buena noticia es que ya alcanzamos al grupo. Nuestro guía Javier Perez nos recomendó que tomáramos nuestro ritmo y no nos sintiéramos presionados. Ya subiendo del lado izquierdo se podía ver un hermoso paisaje, eso nos motivaba aun más, ya que de la parte de arriba se vería aun mejor. Después de un rato vimos entre los arbustos una torre, en ese momento iniciaba un camino prácticamente plano que nos permitió recuperarnos de la subida, llegando al lugar ya estaba gran parte del grupo esperándonos, algunos hidratándose otros tomando algunas fotografías y otros simplemente platicando, llego pues el resto del grupo y nos colocamos para la tradicional foto grupal porque ya querían empezar a bajar. Después de este break nos pusimos de acuerdo para el descenso el cual sería por el Espinazo del Diablo, ya con el nombrecito nos imaginábamos como estaría el recorrido.
Antes de iniciar el descenso los más experimentados nos dieron algunos tips y recomendaciones pues si demanda algo de técnica la bajada, se volvió un camino muy divertido pues te encuentras todo tipo de obstáculos pero a su vez había que tener mucho cuidado pues había barrancos en algunas partes, una de las recomendaciones de Javier fue, si te vas a caer, procura que sea del lado derecho, porque si te caes al izquierdo (el barranco) ya no te podemos sacar. Y así fuimos bajando el Espinazo entre risas, fotos infraganti de Paulo, una que otra caída y uno que otro acalambrado, ánimos por todos los compañeros, recomendaciones y demás cuidados por Juan Miguel, pero siempre con la alegría que distingue al grupo de Cámara.
Al terminar la bajada ya nos esperaba la primer parte del grupo para finalizar por dos rutas diferentes, ya esta última parte fue muy sencilla, y aprovechamos para platicar con algunos compañeros de bicicleta a bicicleta sobre su experiencia en esta y otras rodadas, se pasa por cierto bastante rápido pues de repente habíamos llegado ya al final. Le comentamos a Carlos que era la primera vez que íbamos a la primavera y se sorprendió y nos felicito porque lo habíamos logrado.
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Después del recorrido nos reunimos en “la tiendita” donde fuimos llegando poco a poco, y nos relajamos con unas cervezas y botana, entre risas empezamos a recordar todo lo ocurrido en esa aventura, y de broma en broma nos propusieron hacer la crónica. Creo que ya nos tocaba así que aceptamos.
En nuestra experiencia en este lugar les podemos decir que supero las expectativas y que cuando se realice de nuevo se animen también las personas que aún no la conocen, pues es una grata experiencia y un reto que deben hacerse, todas las rodadas tienen algo de especial esta por ser tan accesible y cerca de la ciudad se presta para que la realicen en cualquier momento, una experiencia que vale la pena en su totalidad,
Muchas gracias a todos los integrantes de este maravilloso grupo en especial a los guías y organizadores de cada rodada que siempre te apoyan para que continúes, y nunca te dejan solo en el camino, esperamos siga vigente muchísimos años más.
Por Crisali Osuna y Gilberto Lozano
Cámara Rodante
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