Aunque la rodada iniciaba el domingo, una noche antes empecé con el ritual, preparando y dejando a la mano el equipo de seguridad, lavando y aceitando a Cansía (así nombre mi bici años atras ) preparando mi regreso a las montañas después de, (irónicamente y como una mala broma) un año de que me prohibieron la bici de montaña por cuestiones de salud. Por aquello de las malditas dudas puse dos alarmas pues no quería perder por nada la oportunidad de regresar a Copala y ese su mirador imponente.
El día y la hora llegó. Con la misma emoción como la primera vez y la mente queriendo meter sancada haciendome dudar si aguantaria el recorrido, salí al punto de encuentro, con la esperanza de encontrar viejos amigos, viejos por el tiempo de conocernos y los años de experiencia que traemos a cuestas. La primera sorpresa fue encontrar Muchas caras nuevas! Y pocas conocidas, supongo que es parte de él migrar a distintos grupos, pero una de ellas mi querida Sandy Boop. En ese momento supe que ella sería quien atestiguaria mi esfuerzo y mi bastón, quien cuidaría mi rodar :) Nueva sorpresa! Nos informaban que ya había una serca en donde se cobraba peaje por llegar al mirador.
Entonces arrancamos! Partimos del soriana y para cuando llegamos a la iglesia ya estaba sintiendo los estragos de la inactividad. La función de los barredora empezó temprano imagino, palabras de aliento y ahí cuidando como siempre al grupo. Entonces empezaron los descensos, sentir el viento traspasar los guantes, acariciar el rostro y acelerar el corazón fue suficiente para motivar mis ganas de, fuera como fuera! Terminar el recorrido... Así continuamos, hasta llegar a la parte sinuosa, con los compañeros motivando, mi Sandy siempre a un lado mio y el clima mostrando piedad al nublar el cielo hicieron más agradable el ascenso hasta llegar a la caseta de cobro. Corrimos con suerte! No había nadie esperándonos y seguimos (sin saber que ese ahorro me serviría más adelante) seguimos por la zona de piedra, la falta de equilibrio me hizo vajar de la bici, entonces Edgar me paso y como buen líder me grito
-Carlos súbete a la bici- palabras suficientes para hacerme sonreír y recordarme que yo sabia como rodar sobre ellas. Llegamos al mirador entonces, tan imponente como siempre, recordándonos q más alto que nosotros sólo el cielo (como anillo al dedo para un día de elecciones ) Todos buscamos el mejor ángulo para la foto, pero también nos quedamos admirando, como tomando esa foto q no se puede con el lente de la cámara, si no con el de la mente, para llevarnos esas imágenes q recordamos en el fin del día.
Alguien gritó -vamonos hasta llegar a la tienda que ahí no hay ley seca- sin cuestión alguna todos montamos nuestras bicis y seguimos, tal vez motivados por el punto de refresco, a ni me gusta pensar q fue por las ganas de abolir esa idea tonta de nuestros gobernantes de tratarnos como inmaduros e imponernos una ley seca para cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos. Llegamos pues a la tierra prometida, ahí una sorpresa más era el punto de refresco pero también nos esperaba la doña de la tiendita con tortillas calientitas, carnitas acompañadas de su salsa y unos deliciosos frijoles de la olla, al final el peaje que nos ahorramos tendría un excelente destino. La coperacha para las atenciones de la gran doña, todo estaba tan rico q alguien nos tubo q recordar q aún faltaba terminar el recorrido -Llevamos buen tiempo- alguien dijo, entonces nos dimos tiempo para reposar el desayuno.
Arrancamos la etapa final, con las piernas a punto de calambres y unos cuantos tacos encima el final se me puso más complicado pero lo logramos. Llegamos de nuevo al punto de partida, Todos teníamos prisa por despedirnos, pues era hora de hacer saber a algunos cuantos q quien decide el rumbo de los municipios que tantos bellos paisajes y recorridos nos han regalado, los mismos donde tantas veces nos juntamos con el puro pretexto de convivir con los amigos, somos nosotros.
Se que así lo hicimos!
Regresar me sirvió para entender q ya no soy un 8 cilindros, 4 tal vez, pero todo terreno. Pero sobre todo para conocer nuevas personas q comparten la pasión por los paisajes, por la bicicleta y que, pasen los q pasen, Cámara Rodante siempre será un gran grupo y el mejor pretexto para hacer tan bello deporte. Gracias amigos y... nos volveremos a ver!.
Crónica de Carlos Ramírez
Cámara Rodante
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