Después de 6 meses de ausencia involuntaria, me animé a participar con mi grupo Cámara Rodante a la rodada para novatos, por eso me animé, por ser para "novatos", a San Juanito Escobedo.
Madrugué para estar puntual en el lugar y a la hora de salida, donde encontré caras conocidas y caras nuevas, pero todos con buen ánimo, como de costumbre las fotos de rigor y la salida lenta, pero después de poco más de una hora de carretera nos desviamos por una brecha hasta llegar a un restaurant junto a la Laguna Colorada con una vista impresionante a la laguna y a los pelícanos canadienses.
Iniciamos a rodar guiados por el Profe Julio y pronto empezamos con problemas: Una subida con mucha pendiente para llegar a un establo a los famosos pajaretes, subida muy corta por lo que no tuve problemas para empujar mi bicicleta hasta el establo pensando en suspender mi rodada, pero el orgullo y los famosos comentarios “el resto de la ruta es muy plano”, me animaron a continuar.
En gran ambiente disfrutamos los pajaretes junto a la ordeña, sin faltar quien pidiera uno sin leche. En seguida bajamos un poco para visitar la Tequilera Agave Azul, fabricante de Tequila La Tarea y El Pial, donde fuimos recibidos por Don José García y guiados por Sandra Gómez, en un recorrido muy interesante y una excelente degustación de sus productos que parecía que algunos compañeros no podrían continuar rodando ya que la abundancia de la degustación fue bien aprovechada.
Después de recorrer el poblado de San Juanito nos dirigimos a al ojo de agua
Y ahí continuamos con la “subidas para novatos”, y apoyado por mis maestros James y Carlos Ibarra y sudando la gota gorda llegamos una maravillosa finca.
Muy acabada, pero que muestra el esplendor de la industria azucarera del siglo pasado, y con los certeros y amplios comentarios de nuestro guía el Profe. Nos adentramos en la historia de la exhacienda La Providencia.
A rodar hasta la tienda de la Exhacienda para llegar a la tiendita, (todavía tiendita, no Oxxo, como en la ciudad) a rehidratar el cuerpo y el alma.
Y después de la hidratación y botaniada , continuar entre cañaverales y caballos que salían de una charreada de rancho, conocer otra exhacienda: La Chapulimita, un poco decepcionados por encontrar cerrada la Casa Grande que desde afuera se ve en excelentes condiciones continuamos nuestro recorrido.
Todo el camino fue disfrutar un paisaje muy típico únicamente de esa zona, entre agaves y cañaverales, los diferentes verdes que bordean toda la Laguna Colorada fueron un disfrute a la vista durante todo el recorrido.
El regreso una parte fue de bajadita en pavimento, lo que arreció el calor y nuevamente la necesidad de rehidratar, otra pequeña subidita de terracería siempre alrededor de la laguna.
Y apareció un Oasis, el restaurant donde iniciamos el recorrido, nos esperaban con unas muy frías y agradables chelas, ceviche, pescado frito y camarones, así quien no quiere seguir rodando, aunque nos digan que es “para novatos”,
Por Luis del Hoyo.
Cámara Rodante.
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