COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

miércoles, 6 de julio de 2016

"¡Y LLEGÓ EL DÍA DE MI PRIMERA RODADA EN LA MONTAÑA Y EN LA PRIMAVERA!" CRÓNICA DE VÍCTORIA BELÉN MUÑOZ


Desde junio tenía muchísimas ganas de ir a rodar a La Primavera, no lo había hecho porque yo no conocía el lugar y me habían recomendado no ir sola. En varias ocasiones había llegado hasta la caseta de la entrada de Mariano Otero, me quedaba sentada mirando hacia el bosque y pensaba: algún día…


El jueves por la noche me enteré que el grupo de Cámara Rodante haría una ruta para novatos al bosque de La Primavera, sin pensarlo dos veces me puse en contacto, pregunté si podría asistir tomando en cuenta mi falta de experiencia y al recibir un sí de respuesta comencé a preparar mis cosas.

El sábado compré la cámara de repuesto, revisé mi bici y por la noche dejé todo preparado y a la mano: guantes, casco, herramienta, agua y comida. No negaré que me costó trabajo despertar pero el domingo me levanté súper temprano (cosa rara en mí, de hecho cuando le comenté a mi papá mis planes de ir a rodar me respondió: “No me cuesta trabajo imaginarte en el paseo, me cuesta trabajo imaginar que te levantes temprano”). Me arreglé, desayuné y me puse en marcha.


Llegué a la caseta por la entrada de Mariano Otero, se juntó el grupo y después de una breve bienvenida por parte del guía James comenzamos a rodar hacia el 8 ½. El camino era empedrado y de subida, costó un poco de trabajo agarrar el ritmo pero en menos de lo que creí ya habíamos llegado a la primer parada.


Ahí arriba nos tomaron algunas fotos, el grupo se dividió en dos: los intermedios que irían por la ruta toboganes y los novatos que iríamos directo al kínder y comenzamos rodar.


De pronto habíamos llegado a nuestra primera bajada, fue muy emocionante sentir el viento, ir a esa velocidad y disfrutar de la bellísima vista que nos ofreció el bosque. Hicimos una parada de recuperación, algunos aprovecharon para hacer una parada técnica (ir al baño) y seguimos adelante.


El camino fue tranquilo, con ligeras subidas y bajadas, ciclistas iban y venían, algunos pasaban y te deseaban buen día, todo el grupo iba junto y con buena cadencia (nueva palabra que aprendí) mientras grandes encinos nos brindaban sombra y aire fresco.


Mientras nos daban la indicación de que midiéramos nuestra distancia y controláramos nuestra velocidad en las bajas, James me miró y me dijo que mi bicicleta estaba mal ajustada… Y como no habría de estarlo si fui yo quien la armó…


Llegamos a un punto donde el sendero se dividió en 2 y el guía Carlos decidió que iríamos por la derecha, nos explicaron que nos encontraríamos con una bajada muy inclinada y pedregosa, similar a las de toboganes y tendríamos que bajar despacio y controlando la bicicleta.


¡Todos logramos bajar sin problemas! Y para entonces ya habíamos llegado a nuestro destino. James se tomó el tiempo de ayudarme ajustar el asiento y los frenos de mi bici, y ya entrado en la tarea, ayudó a otra chica cuya bici estaba tan mal ajustada como la mía.


Descansamos un rato bajo la sombra de un gran árbol mientras veíamos bajar a ciclistas de la ruta toboganes, lo más sorprendente fue ver a un chavo que bajó por un camino súper estrecho, inclinado y pedregoso, no les miento, de no haberlo visto nadie lo hubiera creído.


Era hora de regresar y enfrentarnos a una subida pronunciada, Carlos y James nos dijeron: “ahora sí, de payasito”, nos ayudaron hacer los cambios de velocidad y uno a uno fuimos subiendo, por fin entendí la frase: “cuando la vida se ponga cuesta arriba ponle plato chico y piñón grande”.


El regreso fue tranquilo, sólo hicimos dos paradas y terminamos antes del tiempo estimado. Al final, algunos novatos y los de cámara nos quedamos a platicar, compartir experiencias y opiniones mientras recuperábamos las calorías perdidas con algo de botana y unas cervezas.

Para mí fue una excelente experiencia, me divertí, aprendí y conocí. Ahora quiero que mi papá, mi mamá, mi hermana y mi novio lo vivan.

Definitivamente volveré a rodar en La Primavera y espero conocer más lugares con los de Cámara Rodante.

 ¡Gracias Carlos! ¡Gracias James!

Crónica de Victoria Belén Muñoz 
Cámara Rodante

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