El pasado 23 de octubre tuve la oportunidad de acompañar a Pies Negros de Cámara Rodante a Chupinaya, Ajijic.
La aventura comenzó muy temprano, sin embargo fue fácil volver a la vida ya que en el camino venia escuchando las experiencias de visitas anteriores a este gran recinto, hubo de todo, relatos de fantasmas, aventuras, logros personales, ese Cuetlicue y su ninfa vaya que están llenos de historias increíbles.
Llegamos al punto de encuentro, nos preparamos en el Mesón de Don Quijote donde guardamos las bicis y objetos personales. Y al fin llegó la hora de comenzar la caminata, yo estaba nerviosa y con un poco de miedo, ahora el reto era subir hasta las famosas cruces, algo que yo solo había escuchado, pero poco a poco fue desapareciendo esa sensación gracias a que todo el equipo me contagio esa actitud positiva que se les caracteriza.
A los pocos metros yo ya me sentía cansada (jajaja) pero me comentaban que era por el cambio de presión y si, seguimos avanzando sin problema, las plantas un poco crecidas, el ambiente fresco y el olor a bosque hicieron que me sintiera libre, totalmente fuera de la rutina y dejando atrás el estrés de la semana.
Nuestro primer “break” fue en el famoso “Pandito” ahí nos dejaron los felices recién casados del equipo y otros integrantes que tenían que volver al pueblo por asuntos personales.
Continuamos el ascenso, y al pararnos a tomarnos fotos miramos el cielo y vimos un águila cola roja, en mi corta vida no había visto algo así, escucharla y verla volar me emocionó y me motivó para seguir, es increíble todo lo que la naturaleza te ofrece, (no entiendo que había estado haciendo todos estos años jajaja), seguimos el camino y poco a poco la vista se transformaba en algo increíble para mis ojos, que aunque la cantidad de niebla nos limitaba una poco el panorama, la sensación de estar en el cielo ( literal) , es una gran experiencia.
Otro descansito llegó cuando los habitantes de pueblos cercanos “nos recibieron” con fuegos artificiales en el altar de la Virgen de Guadalupe, nos ofrecieron tamales y carne con chile que sin dudarlo aceptamos, y hasta ayudamos a calentar tortillas, ya la subida nos tenía agotados, básicamente arrasamos con todo jajaja.
Otra de las cosas que llamo mi atención fue que sin conocernos, estas personas nos compartieron sus alimentos y buscaron la manera de atendernos lo mejor posible, en estos tiempos se aprecian estos detalles ya que desafortunadamente la sociedad se enfoca en otras cosas.
Nos despedimos de ellos y seguimos el camino hacia las cruces, en este punto faltaba cada vez menos para la cima, pero para mí fue la parte más difícil, una de las subidas más empinadas del camino, pero con las porras de Paco logré llegar a las tan famosísimas cruces, me sentí muy feliz y orgullosa de mi misma de haber llegado hasta ese punto. Tomamos un respiro, nos tomamos la foto del recuerdo y comenzamos el descenso.
El descenso fue para mí ya el “relax”, no lo voy a negar por supuesto que había partes complicadas pero entre Paco e Isma me deban técnicas para bajar de manera correcta. De repente nos perdimos del grupo y quedamos Alf, Isma, Paco y yo, hubo un momento en el que me llego el cansancio y tome la peor decisión del camino: preguntar cuanto faltaba para llegar, a lo que Paco me respondió: “Ya estamos en el Pandito” y yo toda emocionada pensé “Ya llegamos, estamos cerca, tu puedes”, pero obvio estábamos muuuuyy lejos de ese punto y así me estuvo diciendo que ya estábamos en el Pandito mil veces, yo para hacer el camino más ameno pregunté qué porque se llamaba “Pandito”, Paco e Isma se armaron toda una historia que se llamaba así porque se traían a los Panditas de China y ahí los sacrificaban, con esta historia se me paso rapidísimo el tiempo, hasta que por fin llegamos al Pandito real y de ahí en adelante no paramos hasta entramos nuevamente al pueblo.
Yo estaba muy cansada y el plan era rodar un rato, yo no quería pero Paco me dijo “Ya viniste para acá y trajiste tu bici, ahora nos acompañas”, y dije es verdad, ya estamos aquí venga tu puedes, yo ya me estaba haciendo a la idea de que iría con ellos, pero llegamos al Mesón de Don Quijote y cual fue nuestra sorpresa que el equipo no estaba, nos estaban esperando allá arriba, ya que tomamos caminos diferentes, mientras ellos bajaban, nosotros ya nos estábamos recuperando con bebidas y alimentos de la larga caminata.
Por fin llegaron los demás y por la hora se suspendió la rodada, fue una noticia de sentimientos encontrados jajaja, estaba bastante cansada pero a la vez quería saber que tal me sentía rodando después de la larga caminata. Una vez ya reunidos en el Mesón, nos sentamos a comer y platicar de las experiencias del día. Hubo buenas y malas noticias, pero en conclusión nos divertimos mucho.
Puedo decir que esta experiencia me ayudo a fortalecer el trabajo en equipo, la autoconfianza, a descubrir nuevos lugares y que por este tipo de actividades vale la pena madrugar en domingo y sobre todo que no hay límites, que tú puedes lograr todo lo que te propongas.
Aprovecho para decirles que admiro a cada uno de ustedes integrantes de Pies Negros ya que se ve fácil todo lo que hacen pero requiere mucha preparación y constancia para lograr los objetivos, además de que me encanta su dinámica de equipo todos están para ayudarse y apoyarse en las buenas y en las malas, es una verdadera familia de Cuetlicue.
Extrañamos a los ausentes, pero entiendo que andan conquistando terrenos como Migue y su buenísimo 3°Lugar en el Desafio Zeta. Muchas Felicidades!!
También extiendo una felicitación a todos los que llegamos a la cima de Chupinaya y en especial al baby Pie Negro que recién se integra, el buen Alf, nunca se dio por vencido y siempre para adelante, muy bien Alfff!!!
Y finalmente agradecer a TODO el equipo por haberme permitido acompañarlos en esta aventura y a Paquito por motivarme siempre a seguir adelante
JUNTOS LLEGAMOS A LA CIMA! :D
Crónica de Maru Resendiz
Pies Negros de Cámara Rodante
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