El domingo por la mañana, al despertar a las 4:51 am, en mis planes aún no estaba rodar, en ese instante le envié un mensaje a mi amigo José Alberto, en el cual le decía que si íbamos a rodar a Copala -respondiendo a un mensaje que él con anticipación me había enviado-, en el cual me invitaba a realizar esta rodada.
Ya siendo las 6:18 am, me contestó que sí, en ese momento entré a la página de Facebook del grupo ciclista “Pies Negros de Cámara Rodante”, revisando los detalles, me percaté que estábamos a tiempo de hacer dicha rodada. Enseguida mandé mensajes confirmatorios a mi amigo. Pusimos como punto de reunión, la estación del Tren Ligero, Periférico Norte a las 7:30 am, de ahí nos fuimos rodando al punto de encuentro del grupo ciclista “Pies Negros”, estacionamiento de Plaza “San Isidro”, 8:00 am.
Ya estando en el punto de reunión, estaba con la incertidumbre de rodar o no, puesto que me percataba que no acudían mujeres; un poco más tarde miré que llegó una chica, situación que me dio un poco de confianza.
Yo desconocía el nivel de ritmo que traía el grupo, pero aun así decidí aventurarme a rodar con ellos. Salimos rodando del estacionamiento de Plaza San Isidro y emprendimos la aventura, en algunos momentos creí no alcanzar el nivel de ritmo que el grupo trae, pero en mi interior, surgía una fuerza que me decía: “tu puedes…”
Pasado un tiempo, hicimos el primer descanso para compactar el grupo. Ya estando el grupo completo, continuamos con la rodada, pero surgió una equivocación, después de descender más o menos un kilómetro, resultó que tuvimos que regresarnos.
Seguimos con la gran aventura y tuvimos otro descanso en el poblado de Copala, lugar en el cual hicimos un pequeño abastecimiento para poder continuar con un ascenso hacia la montaña, pasando por los campos de nopales y enseguida unos cuantos robles, para llegar así al mirador de la Barranca, donde apreciamos el balneario “Los Camachos” y parte de la Carretera a Saltillo, en ese punto fue necesario hacer un pequeño descanso para tomar fotos de recuerdo y capturar los mejores momentos de la aventura.
De ahí iniciamos el regreso, teniendo un gran descenso y así estar en el poblado de San Esteban, pasando por todo ese poblado; de ahí iniciamos el último ascenso para llegar a eso de las 12:30 pm al templo de Av. Río Blanco, situación que me hizo sentir una gran satisfacción, pues en ese último tramo, uno de los compañeros me dijo: “muy bien señora, al inicio pensé que se iba a quedar, pero nada, en lugar de quedarse, soy yo el que me estoy quedando”.
De la última concentración del grupo en Rio Blanco, nos regresamos sólo mi amigo y yo, en el transcurso al pedalear para llegar a casa, hablábamos de grande experiencia de rodar con este grupo ciclista. En general, fue una grata experiencia, que si me preguntaran: “¿la vuelves a realizar?” con gusto contestaría que SÍ.
ATENTAMENTE: MA. GUADALUPE AGUAYO PALAFOX
AMA DE CASA, MAESTRA Y CICLISTA DE AFICIÓN
Cámara Rodante
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