COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

viernes, 12 de mayo de 2017

UNA RODADA DE LOS 4 FANTÁSTICOS HACIA EL MIRADOR EL CENTENARIO. CRÓNICA DE EFRAÍN LÓPEZ


5:30 am suena el despertador y entre las ganas de seguir acostado y las de salir a rodar con Cámara Rodante, para disfrutar de nuevos paisajes, me levanto de la cama, “lo bueno que desde el día anterior ya tenía todo listo”, eso pensé y nunca faltan los detalles de último minuto.

Me dirijo al punto de partida, ya un poco tarde y al ir llegando al punto de reunión creí que ya se habían ido, pues no veo movimiento ¿cuál es mi sorpresa? que yo era el 4to en llegar.

Suspiro de alivio, “no me han dejado” jajaja. Después de esperar unos 10 o 15 minutos más, nos hicimos a la idea que ya éramos los únicos, solos como los 4 Fantásticos: Tanya, Pedro, Ruben y su servidor Efraín (la pelea del Canelo los desveló, alguien dijo; “nos hace falta ver mas Bax”).


Comenzamos nuestro camino, ya que el punto de partida está algo retirado. Llegamos a Concepción de Buenos Aires poco antes de las 9:00 am, nos alistamos y comenzamos con la rodada, no sin antes pasar a la plaza principal con la esperanza de encontrar más ciclistas que tal vez llegaron aparte, nadie más a la vista, solo las personas que se preparaban para desayunar en los puestos de alrededor o para las fiestas del lugar (el lugar estaba de fiesta). La foto oficial de los cuatro rodantes y a comenzar con nuestra viaje hacia al Mirador El Centenario.


El camino es ancho con varios columpios, algunos con tierra suelta, otros con demasiadas piedritas, que van haciendo que siempre busques el mejor lugar para pasar. El recorrido es tranquilo sin muchos contratiempos, bueno, uno de nosotros se ponchó casi al inicio, pero pudo solucionarlo sin problemas.

Vamos pasando por demasiados ranchos, huertos, establos, un paisaje pintoresco, seco por la temporada, sin muchas sombras en el camino, pero agradable a la vista. De repente nos vemos rodeados de vacas, becerros y toros que llevan a otro lugar para su alimentación, unos 30 o animales, nunca me imaginé ir arreando ganado en bicicleta jajaja, algo que no siempre pasa. Llegamos a una pequeña presa con unos paisajes que solo ves en fotos, un lugar muy tranquilo que te invita a quedarte y descansar, pero acabamos de pasar la mitad del recorrido de ida, falta lo más pesado, 8 kilómetros de subida ya entrando en el bosque de la Sierra del Tigre. Llegamos a una tienda pasando la presa, hidratarnos, descansar un poco, una cerveza y a continuar el camino.


Ir subiendo por el bosque sin más ruido que el de la bicicleta, los pájaros y el poco viento te hace sacar energías, disfrutar cada pedalada, cada gota de sudor y sentirte vivo. Dando vuelta en una curva, se ve una construcción de tres pisos a medio terminar, con unos paisajes increíbles, paramos para una fotos y darnos cuenta que aún nos falta por subir.


Si ahí la vista es maravillosa, más arriba debe de ser mejor, y así fue, ya al llegar al punto final y objetivo de la rodada, una estructura de 4 o 5 pisos de alto, que por fortuna estaba abierta, en lo más alto, lo que te limita la vista es el horizonte lleno de árboles, cerros, alguna que otra comunidad se divisan a lo lejos, ves hacia abajo, y piensas “lo logre”, mi esfuerzo, sudor y ganas de disfrutar el recorrido tiene su recompensa.


Satisfecho por saber que llegamos hasta allá por nuestros propios medios, comenzamos el descenso de regreso a Concepción, si de subida tanteo 1 hora de rodada de bajada se hicieron 10 minutos, tenía años que no me divertía así, siempre con los sentidos puestos en el camino, pero disfrutando como enano.


Si la ida fue una rodada tranquila el regreso lo fue aún más, a pesar de la inclemencia del Sol que ya se sentía y el polvo que levantaban los carros al pasar ya en el camino ancho, llegamos al punto de partida sin problemas, fui el último, ya cansado, pero con los deseos de volver y disfrutar nuevamente los paisajes que quedaron atrás.

Gracias por esta experiencia a Cámara Rodante y a su guía Pedro.

Crónica de Efraín López
Cámara Rodante

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