COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

miércoles, 27 de septiembre de 2017

"UNA RODADA PARA RECORDAR" CRÓNICA DE MARÍA GUADALUPE MORALES


Hace aproximadamente un año, mi hermano mayor me indujo a este maravilloso deporte, sin embargo, habiendo rodado en varios grupos, el que me hizo enamorarme del ciclismo de montaña sin duda fue Cámara Rodante, porque no importa si es tu primera vez o tienes años rodando con ellos, siempre te hacen sentir parte del gran grupo que son y tanto los recorridos como el convivio son bastante agradables, haciéndote sentir parte de una gran familia ciclista.

Así que este fin de semana después de varios meses, regrese a Cámara Rodante (algo así como el hijo prodigo). La emoción comienza desde el momento en que vamos manejando en caravana hacia el punto donde iniciaremos a rodar, admirando paisajes tan hermosos, que dicha que esos lugares se encuentren tan cerca de la ciudad.

A pesar de que había leído hacia dónde nos dirigíamos en la rodada, ignoraba que ya conocía la ruta, pues había subido al Mirador de Techaluta, sin embargo, no conocía la comunidad de Agua de Sauco, así mismo desconocía que llevarían despensa a la gente que nos recibiría, hasta el momento en que llegamos al Oxxo y vi que todos compraban despensa fue entonces cuando compre un poco. Agradezco al señor Víctor por haberme ayudado a cargar lo que compre.


Posteriormente seguimos manejando hasta Atemajac de Brizuela, lugar donde dejamos estacionados los carros en un lugar seguro y nos preparamos para comenzar la aventura en bici. Mientras nos preparábamos para partir, el frío era bastante y yo no tenía chamarra, pero sabía que una vez iniciando a subir esta no sería necesaria.


Antes de cada rodada los guías nos dan indicaciones y nos informan acerca de la altimetría y condiciones del camino, digamos que es una leve y maquillada introducción, pues hasta la fecha no he conocido ciclista que no mienta…

“Solo hay una subida pesadita de unos 600 mts, después esta planito”. ”Ya casi llegamos, a la vueltita y ya (la vueltita es de 10 km y 8 de ellos son subidas)”

Esto y muchas mentiras más con el único propósito de animarnos a rodar porque rodar en montaña no es sencillo, pero si es muy satisfactorio, quizá si nos advirtieran a lo que en realidad nos vamos a enfrentar más de uno diría: “mucho gusto y muchas gracias aquí los espero en el carro y nos vemos en la siguiente”, privándose así de los paisajes tan bellos como los que nos regala la montaña.


Como lo había mencionado, hace ocho meses subí al Mirador de Techaluta, en esta ocasión las condiciones del clima hicieron de esta una experiencia totalmente diferente e interesante, pues rodar sobre el lodo y mantenerte en equilibrio es un gran reto, y más cuando tu llanta trasera esta lisa y acumulas lodo por kilos (fue mi caso), así mismo el rocío hacia parecer que estaba lloviendo, la neblina nos envolvía simulando que rodábamos entre las nubes.

Hubo momentos en los que la neblina no nos permitía ver a distancia y la sombra de los árboles parecían fantasmas enormes. Poco a poco seguíamos subiendo cada quien disfrutando a su ritmo.


Mientras esperábamos a nuestros compañeros, era ahí cuando el frío nos cobraba la entrada al bosque, a pesar de ello no escuche quejas ni del clima ni del camino, sino bromas como lo bueno es que era para novatos y vengo como “pro” hasta adelante, la espera se hacía amena entre bromas tales como –”Ya casi llegamos estamos a 1 kilómetro de llegar, no menos como a 5 kilómetros (léase en tono Peña Nieto)”.

 Una vez compacto el grupo, continuamos la rodada, ya no hacia el Mirador de Techaluta debido a que la neblina no nos permitiría admirar el paisaje, sino hacia el hogar más cálido de la comunidad, vaya manera de recibirnos tan generosa y amable.


Gracias al Sr. Homero y la Sra. Rosario, no cabe duda que esta familia me deja en claro que la satisfacción de dar es mucho mayor que la de recibir. Nos ofrecieron un delicioso desayuno, absolutamente todo estaba buenísimo, aquello parecía un buffet y bueno, esas tortillas simplemente no tenían abuela.

Siempre recordaré a la señora Rosario y sus frases: “Y ¿si están circulando? O sea que todos entren a desayunar pues”. “Aquí es como en el Sirloin, lo que puedan comer aquí, nada para llevar”.


Lo dijo de una manera tan inocente que no pude contener la risa. Por mi parte no quería salirme de esa casa que trajo tantos recuerdos de mi infancia (no hace tantos años, además sigo siendo una infante en espíritu), cuando mi abuela me enseñaba a usar un metate y la máquina de hacer tortillas.

El momento de regresar llego y esta vez la lluvia nos acompañaría, así que en esta rodada comprobé que la diversión de una rodada es directamente proporcional a lo sucio que terminas en ella.

Sin duda será una rodada para recordar siempre, con la frase célebre de Samantha: “Vi que las vacas me iban a rebasar y dije: no tú no me vas a rebasar”.


Muchas gracias a todos y cada uno de los que formaron parte de esta rodada inolvidable tanto a los guías como a los que rodaron, gracias Cámara Rodante.

Por María Guadalupe Morales
Cámara Rodante


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