COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

miércoles, 5 de diciembre de 2018

RODANDO ENTRE AMIGOS



Todo comenzó desde días antes de la rodada de este último domingo, ponernos de acuerdo en el punto de encuentro, en quien se puede llevar a quién y en cómo le haríamos. Realmente es cosa fácil cuando hay una gran empatía y compañerismo entre los integrantes.

5:30 de la mañana y el despertador de mi celular comienza a sonar, realmente estuve dispuesto a ignorarlo otros 5 minutos más por la gripe que en ese momento me estaba acosando, pero obviamente no iba a dejar de ir a rodar por una simple gripe. Brinqué de mi cama y una vez listo, salgo rumbo al punto de encuentro con Oswaldo, a donde después pasaríamos por Panda, para de ahí dirigirnos a Chedraui, donde poco a poco fueron incorporándose más y más ciclistas, ahijados y padrinos, todos con frío pero animados a la rodada del día. Una vez dadas las instrucciones de la ida a La Vega y con el ánimo por un café caliente frustrado, salimos hacia esa comunidad, ubicada en Teuchitlán.



Una vez llegando ahí, al igual que la mayoría, nos dedicamos a acomodar, armar y poner a tono nuestras bicicletas, cada uno consciente y con la cara de alegría al imaginarse lo que podría venir; ponían mayor empeño a su compañera (bicicleta).

El clima frío, húmedo y con neblina, le daba un toque de suspenso al ambiente, era como si nos transportara a un lugar diferente, algo mágico, algo poco común…

Después de la foto oficial de cada grupo, unos con sus propias cámaras, otros con las ajenas y todos posando para el dron que nos sobrevolaba a todos, nos fuimos acomodando para la salida,y así comenzamos, después de las instrucciones de nuestro guía Juan de Dios, salimos de punteros y en caravana recorriendo por la orilla del río (o sequía, como le dicen en algunos ranchos) rumbo a Los Hervores.



Durante el recorrido, todo parecía cómodo y tranquilo, pero a medida que recorríamos los senderos, se iban tornando más divertidos, con charcos de agua y lodo, fango, más lodo y una que otra subida y bajada algo técnica.

Una vez llegando al lugar, era algo impresionante ver todo ese vapor que salía de entre las piedras, ver el agua hirviendo con olor a azufre, era una real invitación a tomarse la foto, ya fuera propia o de grupo, como fuera, el chiste era llevarse el recuerdo de ese momento, de ese lugar y de esos compañeros.



Después de la charla y los comentarios que se dieron ahí y ya acomodándonos para salir hacia la presa de La Vega, viene el grito que ya se estaba haciendo algo frecuente ¡PONCHADO! Y si, debido a las condiciones del terreno, hubo varios que no se salvaron de ese pequeño “detalle”, lo bueno es que la semana anterior a esta, el curso fue sobre “parchado y cambio de cámara”, entonces y suponiendo la ya “aprendida habilidad” que varias veces se puso en práctica en esta rodada, prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, ya nos encaminamos hacia la presa…

Cabe destacar un pequeño detalle en esta parte del trayecto, después de estar bromeando con nuestro compañero Miguel, se nos unió un amiguito del equipo 6, nuestro integrante más joven y a forma de “préstamo”, Saúl se convertía en ese momento en un compañero y amigo del equipo 8, aunque sea de forma temporal, pero adaptándose a la perfección a las características del grupo.



Una vez llegando a la presa, y después de varios “¡ÁNIMO EQUIPO! ¡YA FALTA POCO! ¡SI SE TE HACE PESADO, PEDALEA PARADO!” Y todos esos “ánimos” que se dan en las subidas, y que no te dejan bajar el ritmo, nos dedicamos a charlar un poco y a tomarnos las fotos del recuerdo, entre charlas, risas, alguna anécdota y demás, nos dispusimos a regresar al punto de partida y una vez acomodados y ya ¡con dos integrantes nuevos! Se escucha de nuevo ese grito desgarrador que nadie quiere hacer… ¡PONCHADO!... insisto, el camino no fue muy amable en ese aspecto con nosotros.
Ya el regreso, fue algo cómodo, tomando una parte de Vías Verdes hacia la estación del tren de donde partimos, obviamente, hay algo que distingue a los ciclistas, y es la constante necesidad de comida, bueno, por lo menos en mi caso y en la de varios amigos que conozco, el hecho fue que fuimos hacia el “trenecito” por unas necesarias tortas ahogadas, y así, una vez más termina nuestra aventura sobre ruedas.

Si hay algo que en verdad quiero decir, es que éste grupo ha sido como una pequeña hermandad, y de esa forma, a modo de agradecimiento, reconozco a cada uno de ellos, ya que realmente no he rodado con ahijados, lo he hecho con amigos con los que vale la pena compartir un poco lo mucho que me ha dado el ciclismo y este grupo ha pasado a formar parte de ellos.

Muchas gracias equipo 8! (y colado)


Crónica por: Chester Camacho

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