Todo comienza desde que preparas tu bicicleta un día antes, anticipas la comida y la herramienta para las futuras contingencias, es la emoción de un mini-viaje de aventura, que se gesta de madrugada.
He rodado cuatro veces con Cámara Rodante y cada vereda ha sido diferente, la mezcla de pericia, resistencia e improvisación hacen que sea una experiencia a repetir. Ahora disfruto más mis domingos, con la satisfacción de terminar cada recorrido en una pieza y dar el máximo en cada subida y bajada.
Los paisajes en cada lugar, espectaculares. Enfrascado en el trabajo de oficina y la rutina, es una válvula de escape y una bocanada de aire fresco.
Desde que agarré una bici por primera vez cuando tenía 9 años me gustó la audacia del camino, saltar, esquivar, pero ahora es diferente acompañado de masters del ciclismo; en el grupo de Cámara Rodante se cuida la seguridad y la organización para confianza de todos.
Desde que conocí a mis padrinos y mi equipo, han sido camaradas y guías. Ahora solo espero poder transmitir esta pasión a mis hijos y allegados; es un mensaje simple, pero sincero, toma un tiempo para mejorar tu salud; divertirte y conocer nuevos amigos.
Siempre espero la siguiente rodada con gran expectación.
¿¡Ahora a dónde vamos!?
Crónica por: Enrique Laurrabaquio
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