COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

martes, 5 de octubre de 2021

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA: EL REGRESO AL CERRO



Después de mucho tiempo de no rodar, que si el dengue, que si esto, que si un accidente, pero bueno y como todo se oxida por falta de uso, pero los músculos saben recordar, es entonces cuando dices -bueno, hay que regresar con Cámara-.


Comienza la odisea, el anuncio de la rodada, mandar el mensaje para ver si hay cupo. Una vez que lo confirman, hay que ver que le falta a "la niña" porque hace mucho tiempo que está parada…


Y pues le faltan zapatos, cámara, ajuste de frenos, una buena lubricada y pues hay más cosas que hacer.

Hay que darse un tiempo para ir a comprar todo y seguir con la vida normal.

Llega el día previo y todavía no se han montado los accesorios, hay pendientes en casa, (todo urge)  y no queda más que atorarle entrada, la noche queda pendiente darle su manita a la niña…

Son las 4 de la mañana y me despierta el frío, no cerré la puerta del jardín. 

Y digo: “Pues ¡Hay que pegarle!”

Y empezamos desmontar, instalar cámara, llanta, ajustes de freno y el tiempo pasa rapidísimo son casi las 6 de la mañana y pues un desayuno exprés, plátano pan agua y vámonos sin olvidar dejarle croquetas al firulais.

Última revisión, todo en orden, montamos el rack, revisamos que llevamos chocolate, agua, suero, todo el kit de  herramienta, casco, guantes y coderas.

Comienza la travesía y todo tranquilo en tráfico en la medida, hasta que empieza a aparecer la bruma y después una neblina tan densa que parecía que la podías cortar con la mano. El tiempo es justo, parece que llegaré un poco tarde pero a pesar de todo lo que sucedió llegó a las 8 en punto.


Me da gusto ver un par de rostros conocidos, es Edgar y Sofía y por ahí aparece brincando la pequeña Sofi. Muchos rostros que no conozco o que no recuerdo pero con el mismo objetivo, salir a disfrutar la montaña.

Nos damos a la tarea de montar el asiento para la pequeña Sofi mientras que siguen llegando las víctimas de la neblina, son casi 8:30, nos dirigimos al pajarete y te empezamos con las fotografías. Nos agrupamos de nueva cuenta en la tequilera y comenzamos la travesía, un paisaje fresco y clima tranquilo; rodamos por una parte de ciclovía y comenzamos las brechas, los parajes sinuosos se hacen presentes junto con las vistas del agave y lo que siempre sucede, las subidas traicioneras…





A más de uno se le dificultó un poco la subida, ya que el terreno se encontraba un poco descompuesto por las lluvias, pero nada que no se pueda sortear. Continuamos el recorrido, llegamos a San Juanito Escobedo, dónde la cúpula del templo cayó hace unos días, hacemos una pequeña parada, nos reagrupamos y  dirigimos hacia el poblado de La Providencia a ver el casco de la hacienda, tomamos un pequeño descanso ya con los primeros percances, rodada sin ponchada no es rodada, también un desviador dañado de la jóven compañera Majo, que no se rindió y siguió adelante, seguimos el recorrido hacia Chapulimita, ahí hicimos la parada técnica a la tiendita y la camaradería, para después comenzar el regreso.

Bordeando la laguna para completar el circuito y ahí es, donde sucedió, ya con algo de cansancio nos detenemos a tomar fotos con un paso tranquilo, hubo un momento en el que tuvimos otro ponchado, se continuó y en una brecha donde hubo que dar una vuelta me atrasé un tanto más y al no ver que llegara la barredora continúe, pero ya no alcancé al grupo di vuelta para el lado equivocado siguiendo huellas de bicicleta que no eran las nuestras, fui para un lado, regrese, fui para otro lado, total, que terminé regresando al poblado de La Providencia, dónde pregunté cómo llegar a la carretera y así cuando por fin llegué a la carretera me encontré la barredora asistiendo a un ponchado más y continuamos. Un poco más adelante de ese punto sucedió el ataque del calambre asesino, ambas piernas dijeron “ya no quiero”...




Tomó algunos minutos en reponerme caminando para no atrasar más el recorrido, monto de nuevo y pues ya llegamos a dónde nos esperaban para seguir bordeando la laguna fuera de la carretera; ya con  pasó lento pero seguro continuamos hasta llegar a la tequilera.

Ahí esperaba Edgar y algunos miembros todavía estaban alistándose para regresar a la ciudad, nos organizamos para comer en un punto de la carretera y continuar con la tradición de la camaradería de Cámara Rodante.


Y así murió la espera de volver a rodar con Cámara Rodante.


Crónica por: Paul Plascencia


 

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