Los rodantes que nos atrevimos a pelear con el bosque fuimos Héctor Guerrero, Francisco Inzunsa, Víctor Ibarra, Roberto Antillón y su servidor Carlos Ibarra.
La cita fue a las tres de la tarde en la entrada a La Primavera por Mariano Otero y la ruta que se decidió realizar fue Poste-8 y medio-La Mosca-Toboganes-8 y medio-Poste. El recorrido fue alrededor de 30 kilómetros y de 5 horas el tiempo que duramos en terminarlo.
El camino esta marcado entre subidas pronunciadas así como bajadas. Terreno arenoso, con piedras, caminos llenos de hojas que te hacían patinar la bicicleta, veredas muy angostas, tramos muy riesgosos.
No faltaron las caídas, las derrapadas, los raspones así como la decisión de bajarnos de la bici y caminar algunos tramos o incluso cargando la misma bicicleta ya que encontramos caminos con grandes piedras.
Una muestra de garra, de decisión, de lucha, de seguir adelante y no mirar hacia atrás, a pesar de las caídas, fue lo que demostró Robertillo durante el trayecto, quien por primera vez incursionó en el bosque de La Primavera.
Víctor también sufrió algo en el camino pero más que nada por la bicicleta que no era muy apta para esas pedaleadas. Se le descompuso el asiento y hubo tramos que tuvo que caminar pero en los caminos mas riesgos, con bajadas pronunciadas era muy intrépido aunque se llegó a caer también, no decayó.
Los tramos que más nos divertimos y que despertaba mucha adrenalina en nosotros eran las dos bajadas por terracería, la que da de regreso a 8 y medio y hasta Poste, de donde iniciamos nuestra aventura.
Después de un largo trayecto, ya algo cansados y con hambre, merecíamos una rica cena. Decidimos ir la cenaduría Doña Esther, que se encuentra ubicado en el barrio del Santuario en la esquina de Manuel Acuña y Juan Alvarez . Ahí nos esperaba el pozole, las enchiladas, los tacos dorados, los sopes y un sin fin de platillos, conste que no es publicidad, jajaa, pero se los recomiendo.
Por Carlos Ibarra
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