Es una experiencia personal que se intenta participar a los demás, pero cada uno en su bicicleta encuentra la respuesta del por qué vale la pena subirse, rodar, sacrificar muchas cosas, para estar allí.Yo fui por una invitación, después el camino, la naturaleza, el apoyo de los demás y una buena refrescada con la misión cumplida hace que la invitación continúe. Las 7 de la mañana parece muy temprano para un domingo de partido. Todos se conocen, todos se levantaron. Una camioneta se lleva algunas bicicletas que no pueden llevar los carros. Se hace una caravana. El trafico parece perder al carro que uno sigue, pero después no hay pierde: el que tenga una bicicleta va al destino.
Llegamos a Jocotepec verde, con señoras haciendo tortillas a mano en un comal poderoso; carnitas, salsas, inicia el camino y alrededor de 70 rodantes compartimos la aventura de adentranos a esa zona de la ribera de Chapala. Hacemos una parada en San Juan Cosala donde un perro se aventaba al lago de Chapala siguiendo un juego con su dueño, después con el resto de nosotros. Una foto como de graduación, todos tenían una broma para fotografiar.
El primero se fue a la camioneta, esta bien, no es una competencia, no lo es, eso yo vi. Algunos otros íbamos hasta el último, no hubo presión, no hubo regaño, puro seguimiento, comprensión, por eso completamos los 55 kilómetros pedaleando. Chapala fue otra parada con mucha nieve, gente saliendo de la iglesia, niños de agua, calles de gente contenta. El regreso fue para agendar la próxima cita y algunos irse a comer a Tequila en el restaurante El BARco....
Por Raúl Olmo.
Cámara Rodante.
P.D. Chequen fotos y videos en facebook de Cámara Rodante.
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