Copala, nuestra última cita de novatos, no me imagino como será, que retos presentará, no es lo mismo vivirla que leerla en los correos de Carlos Ibarra… Llego tarde, no se poner el rak, y casi llego con la bicicleta en el piso, pero me incorporo rápidamente con mi grupo. Nos advierten de una gran bajada, esas me gustan pero me asustan, siento perder el control e irme de bruces.
El paisaje es espectacular, me parece por un segundo que estamos en los Guachimontones hay un montículo muy parecido, sembradíos y muchas piedras… Como cuesta trabajo intentar ascender, momentos, muchos momentos en que debo bajarme de la bici, creo que no estoy en la mejor condición. No ayuda nada este fuego del cielo, me deshidrato como nunca, no hay ni una sombra donde resguardarse, hacemos muchas pausas, el desgaste es mayor.
El camino nos regala muchas bajadas, pero está lleno de zurcos, rocas…
Llegamos a una gran subida, el camino se ve interminable, levanto los ojos, y veo un descanso como de paja, pero se ve lejísimos, no me asusta, lo intento pero los cambios me fallan, no alcanza mi bici a reaccionar, o serán mis piernas, no logro empezar a pedalear, camino un gran tramo, hay muchos compañeros de caminata….jaja
WOW Vaya graduación… siento que ya no puedo, dejaron la mejor para el final, muchachos. De alguna manera llegó busco una sombra, y siento que mi cuerpo todavía puede dar más, dónde están los energéticos? Es necesario descansar
Mi grupo, desde hace rato lo he perdido, vengo de nómada, pero trato de no ir sola, me voy con un grupo, bajaditas, si!! Genial, vengo a toda velocidad, pero me detengo ante un gran obstáculo una cerca de metal, me ayudan a pasar mi bici, todos estamos dispersos… unos aprovechan para descansar. Seguimos es un camino largo y me pregunto si falta poco para terminar.. Un mirador, por un momento quisiera abandonarme y solo sentarme, pero como no ir a verlo? El acantilado es profundo, ante esas vistas el ímpetu surge de nuevo, un poco de bruma grisácea, pero se alcanza a ver la alberca de los camachos, se antoja un chapuzón.
Todavía no termina, llegamos a una iglesia, reconozco dónde estoy, falta un buen tramo, pero no se me ha ponchado la llanta, ni me he caído, ya recargué mi bolsa de agua, me saboreó las bajadas de la carretera… la subiditaaa del pueblo, Av. Río Blanco, lo conseguí, al igual que muchos de mis compañeros, con algunos, los grupos se han perdido, pero llegamos acompañados y cómplices de esta retadora aventura.
Gracias Cámara Rodante, Carlos Ibarra, Edgar Fidalgo, Omar Sandoval y a todos los padrinos, por motivar el deporte, la convivencia y el aprendizaje entre amigos. Me he divertido, compartido experiencias, hecho amigos, y ya sé andar en bici de montaña!
Por Marisol Madrigal
Cámara Rodante.
La quinta y "ulitma"?!? no habrá más?
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