COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

jueves, 26 de septiembre de 2019

DESPUÉS DE UNA BUENA RODADA, UNA ELOTADA



Era ya jueves 19 de septiembre por la mañana, cuando recibo un mensaje por Whatsapp de parte de Don Héctor Esquivel, invitándome a la rodada dominical de Cámara Rodante, misma que, en esta ocasión, sería a Cajititlán, Jalisco y para mi sorpresa, al ver en la publicación la hora de salida (08:00 hr), dije: ¡¡¡tengo que ir!!! Pues no es de esos horarios inhumanos y criminales de las 07:00 am (aunque debo admitir, que es lo mejor cuando se va a rodar) y al venir de una cuna ciclista tan peculiar como lo es WebonesGdl, es algo muy apreciado que hagan las rodadas tan asequibles.

Llegó el domingo 22 de septiembre, día de la Rodada y Elotiza en Cajititlán y en el punto de reunión me encuentro con la agradable sorpresa de ver varias caras conocidas, entre hermanos de WebonesGdl y compañeros ciclistas de Cámara Rodante y alguna que otra cara que no conocía y que, al final del día, ya no era tan desconocida. Llegado el momento, partimos hacia el otro punto de reunión donde ya nos estaba esperando otro contingente de ciclistas en una gasolinera ya en la carretera. Habiendo comprado agua, botanas y demás, nos pusimos camino a Cajititlán.



Entre cultivos de maíz, circulamos por brechas hasta llegar a la propiedad donde sería nuestro punto de inicio y meta final, una finca que, al parecer era casa habitación; cabe mencionar que estaba ya lista una olla con los elotes que más tarde serían devorados por los cansados deportistas tras una agotadora jornada de aproximadamente 50 kilómetros rodeando la laguna de Cajititlán y un poco más.



Iniciamos a pedalear bajando por una brecha en buen estado, pensando, al menos así lo hice, en que esa divertida bajada se convertiría en subida ya de regreso… ¡y vaya que así fue! Pero nada trágico, todo bien.

Recorriendo, como siempre, entre lugares desconocidos y lejanos, al menos hablando de la cotidianidad de nuestras vidas, se iban ponchando algunos, pero simplemente a parchar y adelante. Enseguida nos percatamos que había tenido lugar un maratón organizado, al parecer, por el gobierno municipal pocas horas antes de que nosotros anduviésemos por esas calles y brechas, incluso se podían encontrar las huellas del paso humano “civilizado” en los montones de vasos de “Electrolit” tirados a los lados de las calles en donde habían instalado los puntos de hidratación para los participantes… tema muy aparte y que prefiero no tocar.

Como en todos los paseos de este tipo, no faltan las tienditas a las cuales acudimos a comprar cervezas, papitas y montón de porquerías que nos encanta saborear, con la peculiaridad de que a la última que llegamos, conocían muy bien a “Don Gus”, mismo que recordaron y comentaron que alguien había ido con la intención de instalar una bicicleta en su honor. En general lo recordaron muy bien y hasta sabían muy bien lo que les pedía cada que iba… una caguama.



Bastante divertida, aunque muy asoleada transcurría la rodada, otra ponchadura, Don Héctor se hacía cargo de atenderla, mientras cubríamos la “barredora”, cabe mencionar que yo sólo le hacía al cuento acompañándolos.

Ya en el poblado de San Juan Evangelista, enseguida de Cajititlán, nos encontramos con otro contingente que había salido a rodar para aquel rumbo, igual que nosotros, con la diferencia que su diversión era andar por alguno de los varios muelles que allí se encontraban ¡y se lanzaban a la laguna! pedaleando derecho, cosa que ninguno de nosotros hizo, ganando la cordura y sensatez que nos caracteriza :P



Otra brecha que recorrer, ya se iba cansando el contingente, pero, a fin de cuentas, con los descansos y las paradas que aprovechábamos para botanear, nos alcanzábamos a recuperar para poder seguir nuestro camino.



Llegada la hora de continuar nuestro último tramo, tomamos la avenida Adolf Horn Jr., más ponchadas, algo cansados, pero la promesa de los elotes ¡en pie! Y así fue, al llegar a la finca, después de la “divertida” subida, llegamos a donde inicialmente habíamos aparcado los vehículos y nos aguardaba aquella gran olla repleta de elotes recién cocidos, en su punto; la comilona no se hizo esperar, pues hasta nos tenían preparados los accesorios, como crema, queso, limón, chile y sal.



Una vez repletos los estómagos, llegó la hora de partir: eran precisamente las 17:00 horas, increíble que había pasado alrededor de 9 horas pedaleando, comiendo, conociendo gente, tomando agua y demás…

En fin, una muy agradable experiencia con Cámara Rodante, mi agradecimiento a todos los participantes y al “Staff” que hizo posible senda rodada.

¡Hasta la próxima!


Crónica por: César Sánchez (Ces Ces)




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