En cuanto vi la publicación de la convocatoria para ir a Rodar hacia el macrolibramiento por los caminos del bosque La Primavera del rio Caliente yo estaba más que apuntado; además de que era mi reencuentro con este gran grupo, ya que por cuestiones personales los domingos atrás no había podido asistir, también es una de mis rutas favoritas.
Días previos estuve pidiendo que llegaran las lluvias ya que la vista que dan los miradores es increíble y quería verlos recién regados, lamentablemente esa semana no llegaron las anheladas nubes de agua, pero de cualquier manera mi emoción por ver nuevamente a mis compañeros y compartir esos panoramas mantenía mi motivación.
Se llegó el día y estábamos listos en el punto de arranque, me sorprendió ver a un número reducido de ciclistas, tal vez el calor ahuyentó las ganas de rodar; pero eso no fue problema para los que si llegamos. El guía Ramon nos dio las indicaciones y recomendaciones para este reto, asegurándose de que todos lleváramos suficientes snacks y bebidas ya que entrando al bosque no habría lugar para obtener víveres.
Iniciamos la rodada; al ser pocos ciclistas el ritmo que tomamos fue excelente iniciamos con una bajada con tierra suelta nada que preocuparse; después iniciamos el ascenso hacia el primer mirador donde el terreno estaba seco, con tierra suelta, pero eso nunca nos detuvo. Después de pasar por un pequeño single track llegamos a la primera vista increíble; para algunos compañeros fue la primera vez que llegaban a este punto y todos disfrutamos del panorama y el viento que soplaba desde la cima, tomamos la foto que nunca debe faltar.
Enseguida inicio el descenso, aquí prácticamente fue un tramo de bicisenderimo ya que nos contaron la anécdota de un ciclista que tuvo un pequeño accidente y decidimos tomar precaución, fue una bajada que se complicó por las piedras y tierra suelta pero todos a buen ritmo y nuevamente ya estábamos a la orilla del rio donde más adelante cruzamos y aunque fue rápido fue una refrescada que nos dio punch para darle a otro ascenso, continuamos hasta el inicio de la bajada de obsidiana; aquí algunos compañeros nuevamente contaron anécdotas de rodadas anteriores que pasaron por este tramo (creo que era una parte de Torre 3 vía larga) y les traía recuerdos bastantes agotadores 😊; afortunadamente para todos nos desviamos metros más adelante para pasar por un vivero.
Continuamos nuestro trayecto hasta llegar a un cruce en donde la pedaleada ya estaba hacienda de las suyas en conjunto del calor; algunos decían que ya querían llegar al 2do mirador otros comentaban que continuáramos hasta el macro e incluso Joaquín comento que si rodábamos unos kilómetros más llegaríamos a la plaza de Tala por unos lonches tradicionales de los ciclistas, la verdad el calor estaba haciendo que divagáramos en lo que queríamos.
De hecho, quiero reconocer a Alba que tiene buenísima memoria, cada que había una duda de que sendero tomar ella sin titubear daba indicaciones cual camino tomar e incluso nos decía que había para un lado y para el otro. Tomamos un respiro y decidimos continuar con nuestro trayecto original, la verdad fue lo mejor porque nos encontramos con un single track donde incluía zonas con algunos nombres como Jurasick, las ollitas y algunos otros nombres más que no recuerdo, pero estuvieron bastantes divertidos entre subidas, bajadas y drops llegamos al macro, por fin la mitad de la ruta.
Rodamos algunos metros por el macro y nuevamente nos internamos en el bosque, aquí recordé lo divertido que estuvo el último tramo pero no me di cuenta que íbamos de bajada así que ahora teníamos que subir todo eso, nos encontramos con una pequeño parada y con algo de desilusión ya que esa camioneta que habían platicado que tenía bebidas hidratantes no hizo aparición, buscamos una sombrita y aprovechamos para consumir algunos snack, otros tomaron un descanso y meditaban de cómo será el regreso y uno más reviso su llanta ya que le venía dando problemas. Otra vez nos dimos ánimos y seguimos con la subida, tomamos ritmo y estábamos concentrados en pedalear que no nos dimos cuenta que teníamos que tomar una brecha a la izquierda, y continuamos el cual nos condujo a un camino cerrado sin saber por dónde seguir, algunos compañeros se quedaron atrás para apoyar a un compañero que seguía batallando con su llanta, en lo que buscábamos el camino Jonathan dijo por allá se ve una casita y tiene un letrero que dice “desayunos” voy a ir a investigar que hay.
¡¡Oh sorpresa!! en ese momento, esa casita fue el mejor descubrimiento que hicimos, fue un oasis en nuestra ruta. Había tacos, tortas, refrescos, agua todo lo que un ciclista acalorado pide en medio del bosque, resulta que no era OXXO, pero si un suministro de víveres que nos cayó de lujo.
Luego de que todos rellenaron sus ánforas, consumieron algunas calorías y después de haber tomado un descanso nuevamente estábamos como al inicio de la ruta listos para concluir nuestro reto.
Por fin llegamos al 2do mirador, una vista panorámica increíble continuamos para bajar al rio, en cuanto estábamos en la orilla nos detuvimos para analizar por donde podíamos cruzarlo y así pasaron los primeros quienes siguieron su camino; después cruzo Gustavo quien dijo que se le antojaba quedarse para refrescarse un poco y así hasta que se quedó el ultimo compañero; Joaquín quien estaba buscando un punto en donde no se mojaran sus tenis lo que ocasiono un momento chusco porque fue justo Gus quien se regresó por él y le ayudo a cruzar por las piedras que sobresalían del agua; tanto le importaban sus tenis que su bici si dejo que se mojara.
Al final quedamos 6 ciclistas que disfrutamos de un pequeño chapuzón y donde los músculos se relajaron con el rio caliente, fue como estar en un SPA después de subir y bajar montañas, tan relajados nos vimos que Joaquín termino por mojarse también.
Fue un placer volver a compartir una rodada con este gran grupo, que ya estoy esperando la siguiente convocatoria para continuar con nuestras aventuras.
Por Hugo Cruz
Cámara Rodante
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