Ya que ssabíamos como pasan las rodadas, las preparaciones no fueron tan espectaculares que las primeras. Nuestra segunda rodada en poco tiempo fue una vuelta con los animales con Cámara Rodante y empezó a las afueras de Farmacia Guadalajara de Plaza San Isidro a las 7.
Llegamos puntuales, como los 2 europeos que somos, y esperamos a los que todavia iban llegando. Primero pensamos en los minutos más que hubieramos podido pasar en la cama. Pero el discurso de bienvenida tan jovial y amoroso que hizo el guía Héctor al grupo y la recepción tan agradable que nos hicieron los que nos reconocieron de la primera rodada, ( Ya estamos conocidos como el lobo blanco aca!) nos hicieron olvidar de una vez de nuestra cama.
A delante la bici! El grupo empezó juntito, paramos por primera vez en el Templo de Río Blanco, antes de la gran bajada. La vista justo en cima de la baranca de fue escalofriante!! Las montañas a delante, verde por todo los lados, las mariposas que vuelan...
La bajada deportiva en el sendero de piedra, con esta vista nos emociono mucho. Que bien de ver esta naturaleza tan cerca de la cuidad y aprovechar de la belleza del paisaje, haciendo deporte.
Unas paradas más en la barranca a ver una imagen de la virgen y esparar a todos, seguimos un tiempo en este sendero, pasamos el rio, no tanto sucio pero aún con este olor picante que no es de chile.
Pasamos el pueblo de San Estaban y agarramos de nuevo la carretera - con perros salvajes esperando, quietos que algo pasa. Y con nuestro grupo grande estuvieron felices. Aca empezó una subida muy fuerte. La felicidad de los hombres con ruedas bajó como la inclinación subó. Por suerte, llegamos al tope, jadeando como perros, al lado de unos arboles de ciruelas maduras. Mhhh.
Pero no era la ultima subida... la meta estaba... la Cumbre Salvaje. Esta también está al punto más alto!
Ahí nos esperaban unos tacos con a la vista. Pero Johannes y yo preferimos la vista de los animales exoticos. Verles en jaulas pequeñitas nos daba tanto dolor al corazon, pero tambien felicidad de poder observarles. Mirar como los bebuinos eligen la comida que les gusten más: agarrar con destreza las semillas de papaya calladas entre las hojas de ensalada verde en la pila de verdura.
Y también la lucha contra los dinosaurios, la vista increible desde la cumbre del cerro... Todo esto nos dió alas!
La bajada fue mucho mas rapida y divertida. Entre los campos con miles de nopales gritaba casi cada uno del grupo "tope" para cuidar a los otros. Vimos dónde crecen las tunas que encontramos en masa en los mercados de Guadalajara. Ver de donde viene la comida que tenemos en nuestros platos nos dió mucho gusto.
En camino, nos hicimos nuevos amigos que volveremos a ver en las rodadas.
Al final nos esperaba un jugo de coco fresco al puesto del tianguis de zapopan. Volviendo a la cuidad, Johannes pudo reanudar su juego (de jugo) preferido. Cada km escuche cerca de mi un "Pfluuic", olía un olor de naranja amarga y un grito de gozo de Johannes! "Ahora tengo un nuevo punto naranja en la llanta de mi bici!
Las piernas cansadas y los ojos llenos de esplendor bajamos de nuestras llantas, caminando con las piernas arqueadas como los leones.
Por Coline Petit
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