Ya descansados y con el tanque lleno comenzamos el regreso. Pero como en el ciclismo todo lo que baja tiene que subir, no tardamos ni unos minutos para terminar con la energía que la comida nos había dado. Carlos y Vero decidieron llevar un paso más tranquilo debido a un mareo.
Esto hizo que tomáramos la decisión de adelantarnos para volver por ellos en la camioneta. El grupo se dividía en subgrupos que después se reagrupaban: En la punta, Alfredo con Montse y Rafa; En medio Héctor y Juan; En la retaguardia Erika y Bernardo apoyándola.
La lluvia nos envolvió y le agregó sabor a la subida. Piedras sueltas, lodo y agua hicieron el regreso mucho más difícil que el placentero descenso. Pedaleando con el plato chico o caminado a un lado de la bici avanzábamos muy lento. Eran las 6 de la tarde y todavía no veíamos ni las luces del campamento. El agotamiento en algunos hizo que se presentaran los canijos calambres. Un poco de descanso y a seguirle.
Afortunadamente, Carlos y Vero lograron conseguir un aventón en una camioneta de la CFE. Verlos 'a salvo' nos dió fuerzas para seguir con el recorrido.
"Pasaron los primeros, luego los segundos y otros más, con el cuerpo echado para adelante, jorobados de sueño. Les relumbraba la cara de sudor, como si la hubieran zambullido en el agua al pasar por el arroyo."
----- Extracto de la obra "El llano en llamas" (1953)
----- Extracto de la obra "El llano en llamas" (1953)
Llegamos al campamento a las 8 pm, y lo narco satánico todavía no terminaba. La camioneta cargada de bicicletas comenzó a derrapar por el exceso de lodo. Un pequeño barranco parecía que jalaba la camioneta con un imán. Afortunadamente salimos ilesos y disfrutamos de una merecida cena en los portales de Tapalpa, para después regresar a Guadalajara.
CAPÍTULO V / De lo narco-satánico a lo celestial
CAPÍTULO V / De lo narco-satánico a lo celestial
Superada esta prueba y con la ropa seca, la perspectiva cambia. Las bromas, los "Robos Hormiga" de Carlos, los consejos durante el trayecto, el apoyo y la fraternidad de todos, hicieron que el recorrido "Hacia los caminos de Rulfo" nos uniera más como ciclistas y como personas.
El pretexto para rodar juntos es lo de menos, pero si Juan Rulfo nos hubiera acompañado a este paseo, diría:"¡Viva mi general Petronilo Flores, hijos de la tal por cual!"
----- Extracto de la obra "El llano en llamas" (1953).
Por Juan García.
Fotos. Monserrat Figueroa y Bernardo Lizardi
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