Después de la adrenalina, continuamos la rodada por la terracería: paisajes panorámicos, subidas, bajadas y baches. Al final de las vibraciones estábamos de nuevo en el Camino Real a Colima, sólo nos quedaba pedalear a un buen ritmo para llegar al Tren Ligero. Este recorrido nos sirvió como una rodada de recuperación y para platicar con los demás. Ahí supe que Malena ya había practicado el ciclismo de montaña y que desde hace unas semanas, gracias a la invitación de Bernardo, estaba retomando el gusto. Sin duda esta es otra de las cosas que me gusta de Cámara Rodante, se vuelve un espacio para el deporte pero sobre todo para la convivencia.
Finalmente estábamos en el "Caño Peatonal" que nos mantendría a salvo de los camiones y minibuses mientras cruzabamos subterráneamente el Periférico. LLegamos a la estación 'Perférico Sur' y nos despedimos. Ellos tres subirían sus bicis al tren y yo seguiría pedaleando unos minutos más para llegar a mi casa, ya que estaba relativamente cerca, sólo tendría que pasar por el cerro del Santuario de los Mártires (Como si no hubiera tenido suficiente). A media subida, ya medio falto de energías, busqué en mis bolsas una Barracuda, pero para mi mala suerte ya no tenía; señal de que la aventura de hoy, ahora sí, pronto llegaría a su fin.
Juan Garcia
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