DE CICLISTA INVITADO A GUÍA DE LA RUTA

Desde hace un par de años tengo practicando el ciclismo de montaña, que últimamente en estos años el ciclismo en todas sus modalidades, está creciendo. Inicie practicándolo en compañía de mis familiares, posteriormente de manera individual por mucho tiempo, y más recientemente de manera grupal; ya que salir solo por la montaña conlleva algunos riesgos.

 En mi opinión personal, practicar el ciclismo de montaña es una actividad que mantiene el cuerpo y mente muy activos. Mentalmente porque tienes que estar con los cinco sentidos puestos en el terreno, y físicamente porque los músculos están siempre en acción para mantener el equilibrio sobre la bicicleta. He descubierto también, que proporciona adrenalina y una sensación de libertad; poder ir por los cerros a gran velocidad y disfrutar de la naturaleza.

 

Después de una semana de mucho estrés laboral, se nos invita el domingo, a mis amigos y a mí a hacer la ruta hacia Torre 3 por la vía corta, en el Bosque de La Primavera. Por lo que personalmente no dudé, ya que quería un momento poder evadir el estrés acumulado en la semana y relajarme, aunque sea un par de horas.

 

Acudimos el domingo, por ciertas circunstancias que se nos presentaron tanto a nosotros como a otros ciclistas más, el grupo se dividió en dos. Por lo que uno de los coordinadores de Cámara Rodante, preguntó si alguien conocía exactamente la ruta; a lo que mis amigos le comentaron que yo sabía el camino, porque siempre me dicen entre risas que: “Se la vive rodando en el Bosque de La Primavera, ya hasta los guardias lo conocen”. Esto debido a que llevo dos años rodando por la mayoría de las rutas de La Primavera, y conozco bien la ruta hacia Torre 3; por lo que con mucho gusto acepté el guiar al grupo.

 

Iniciamos por todo el camino ancho, descendiendo muy bien todos; pasando por “La Estación de Estéfano”, “El Tecuán” y “Checkpoint”, hasta llegar a la explanada de Brujitas o también conocido como el “Bosque Nutella” o “Cornisas”. Sabiendo que a partir de aquí en adelante era solo ascenso hasta la Torre 3.

 

Entonces empezamos con lo más divertido de la ruta, subir aproximadamente 8 km para llegar hasta la cima de la Torre 3. Todos comenzamos a subir a la propia cadencia de cada uno; durante una de los tramos con más inclinación, escucho que alguien viene atrás de mí subiendo a gran velocidad, lo cual me sorprendo mucho. Cuando menos me lo esperaba era Ricky Estrada, campeón nacional de ciclismo de MTB, el cual me dio palabras de aliento y motivación. Observar con qué facilidad ascendía, te hace pensar “Si él pudo llegar a ese nivel, uno también puede” claro a base de disciplina, dedicación, esfuerzo y arduo entrenamiento.

Durante los últimos kilómetros antes de llegar a la cima, iba platicando con varios compañeros de cosas cotidianas por ejemplo ¿a qué te dedicas? ¿Tienes mucho tiempo practicando el ciclismo? ¿conoces a alguno de los compañeros? Etc. Ya por fin cuando llegamos a Torre 3, fue una gran satisfacción haberlo logrado.

 

Obviamente uno no podía dejar la oportunidad de subir a la torre, para poder admirar el paisaje, alejarse un poco de la ciudad y entrar en contacto con la naturaleza; suelen ser una razón más que suficiente para justificar las subidas. Además, las recompensas de llegar hasta la cima, son el convivio con los demás ciclistas, el felicitarnos mutuamente, tomar fotografías y videos; tanto del paisaje, de los compañeros de aventura y de uno mismo. Una vez después de haber realizado lo anterior, empezaba lo más divertido que era el descenso. El cual disfrute demasiado más allá de la velocidad, el poner en práctica mis habilidades tales como: técnica, coordinación y equilibrio. En el último descenso tuve un pequeño accidente, el cual no pasó a mayores.

 

De regreso nuevamente por el camino ancho, íbamos todos platicando, contando chistes, riéndonos; en pocas palabras estábamos cotorreando muy chido, un ambiente muy ameno. Y para terminar con broche de oro la ruta, tanto los que iban conmigo como yo, queríamos y podíamos más; así que decidimos bajar por “Arenosas” que es el descenso con mayor pendiente que hay en el Bosque de La Primavera.

 

En general, la ruta estuvo muy completa con ascensos prolongados y exigentes, descensos veloces y medianamente técnicos. Nunca hubo un ambiente competido por quien era mejor o quien llegaba primero, simplemente nos motivamos uno al otro para poder exigir y dar lo mejor de nosotros.

 

Agradezco a Ramón Santiago por la invitación; a Carlos Ibarra le agradezco el haberme considerado para ser el guía del segundo grupo y que saben que cuentan con mi apoyo en cualquier momento.

 

Felicidades y gracias a Cámara Rodante, por la organización, la ruta, la aventura, el convivio, la gente maravillosa y los nuevos amigos ciclistas que hice. Nos vemos en la próxima.

 

“La vida es como montar en bicicleta: para conservar el equilibrio, debes mantenerte en movimiento” Albert Einstein.

 

Crónica por: Hugo Armando Díaz Martínez

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