Un domingo frio donde se esperaba que fuera con llovizna, dado que veníamos de una semana de frentes fríos con llovizna y con bajas temperaturas y después de una pelea interna sobre asistir a mi primer rodada, con muchos miedos e inseguridades por que no sabía lo que me esperaba, persona nuevas, mi resistencia física, mi resistencia mental en verdad creí en todo momento que iría solo.
Al llegar a la cita mi nerviosismo comenzó a ser de la suyas, ¡me retiro¡, ¡no conozco a nadie¡, mi miedos, pero decidí acercarme y esperar que sucedería, la verdad nunca pensé lo que pasaría.
Me encontré con un extraordinario grupo, donde en todo momento me hicieron sentir seguro, frases como "salimos todos, regresamos todos."
Se formaron grupos para un mejor control, me tocó el quipo rojo, lidereado por Jonathan. No sabía lo que seguiría.
Arrancamos del lugar de reunión, Plaza San Isidro, hacia El Diente. Fueron 6.80 Km donde prácticamente no me costó trabajo hasta casi llegar a la primera parada dentro del plan de ruta, El Diente. Cabe mencionar que había paradas técnicas de 5 minutos donde nos daban cierta información de como era la ruta, curvas, bajada, etc.
El lugar del destino era impresionante. Ahí se tomó la foto oficial fel grupo total de la rodada, fue un momento donde se tomó para descansar y ver la inmensidad de la naturaleza asi como el genial grupo que se había conformado.
Reiniciamos la rodada hacia la tiendita de Doña Bety, fue retador para mi, realmente empecé a sentir lo duro de la montaña, asi como bajadas, donde se tomaban altas velocidades.
Llegamos después de 15 km, donde eso para mí era un reto, después de un rato comenzamos el regreso.
El regreso la verdad se me hizo más corto de lo pensado, pero comenzó el verdadero reto, donde mi cuerpo comenzó a agotarse y a sacar la fatiga muscular, pero ahí fue cuando entendí qué es Cámara Rodante.
Se me acercó un grupo de ángeles donde cuidaron de mi y de dos compañeros más. El valor humano me dió un vez más una lección, perdonen que suene a cliché pero los buenos somos más.
Gracias a estos ángeles, logré teminar mi rodada de 34 km. Nunca lo pensé y realmente me sentí orgulloso de lo que logré hacer y mi más sincero agradecimiento a los que creyeron que podía terminar, quizá podrán pensar que solo es una simple rodada, pero fue mi inicio en este magnífico deporte, el ciclismo de montaña.
Un especial agradecimiento a mi madrina María, Héctor, Carlos, así como mi líder de equipo Jonathan y a quienes hicieron el trabajo de barredora.
Muchas gracias por esta magnífica experiencia CAMARA RODANTE.
Su amigo y servidor
Alex Gonzalez
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