COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

viernes, 31 de mayo de 2013

"EL POETA... " POR JAIME GARCÍA ELIAS, COLUMNA EN EL INFORMADOR.

Paréntesis amable (es la intención) a los temas cotidianos del pequeño mundo en que nos tocó vivir...

 -II-

Anoche se hizo un homenaje, en el Museo de la Ciudad, a “El Poeta de El Santuario”, a diez años de su muerte... Podría decirse que Don Jesús Ibarra Paredes usurpó un título que correspondería, en estricta justicia, a Don Agustín Yáñez; (aunque algunas biografías asientan su nacimiento en Yahualica, de donde era su familia, una placa, en una casona sita en Manuel Acuña y Pedro Loza, consigna que, en realidad, ahí nació Yáñez: en el tradicional barrio de El Santuario).

Don Jesús nació en un lugar que no está en el mapa: el Rancho Popotes, municipio de Mezcala. Los vientos de la vida lo llevaron a Tepatitlán; más tarde lo trajeron a Tlaquepaque y posteriormente al barrio del que se volvió un personaje. Su afición por hacer versos surgió al tiempo que se ganaba la vida en una tienda (ya desaparecida), vecina al Palacio de Gobierno, cuyo nombre aún hace suspirar a los más ancianos de la comarca: “El Famoso 33”.

En un curso de literatura, en el Instituto Cultural Cabañas, Don Jesús presentó un texto: “Anoche tuve un romance / con la mujer ajena; / contarlo no me dio pena / pues era tan celosa que enamorarme no valió la pena”.

 —¿Eso es poesía?
 —preguntó Don Jesús a la maestra.  —No te hagas —le contestó ésta—: eso es adulterio.

La vocación de Don Jesús por llevarse de piquete de ombligo con las musas (o con Maribel Guardia, si se la ponían a modo para ensayar unos pasos de baile, en plena Plaza de la Liberación, trepando a la tarima en que ella cantaba) se mantuvo incólume: tanto como su afición a los toros y su devoción por las “Chivas”. (La vida, por cierto, le ahorró el suplicio de tener que regresar en bicicleta desde su nuevo estadio —que no conoció— hasta El Santuario, arrastrando el oprobio de sus recientes descalabros).

-III-

Si en una casa de San Miguel Allende se consigna que “Aquí vivió Margarito Ledesma” —celebridad local, cima del humorismo involuntario—, ¿sería demasiado pedir que el Ayuntamiento de Guadalajara, recordando que una ciudad sin memoria es una ciudad sin alma, patrocinara una modesta cerámica con la leyenda “Aquí vivió Don Jesús Ibarra Paredes, ‘El Poeta de El Santuario’”, y la colocara en la que fue su casa...?

Por Jaíme García Elias. / El Informador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario