Todo inició en la posada de Cámara Rodante, mi mamá se enteró que el grupo salía cada 8 días a pasear en bici a recorrer lugares turísticos, entre a su página y me llamó la atención la serie de mensajes y fotos que tienen de sus viajes.
Edgar y Sofi , nos informaron de su próxima salida en Enero, dijeron que era un recorrido corto “de unas cuantas subiditas y bajadas” , algo de camino en terracería y regreso en carretera.
La cita sería el domingo 6 de Enero, a las 7:30 am, en el parque Alcalde, me emocionó lograr a hacer el recorrido, así que les comente a mi familia, y aunque mis papás no tienen condición aceptaron llevarnos a mi hermano y a mí.
El sábado en la noche preparé lo necesario para el viaje, pensaba en lo divertido que sería salir a pasear en bicicleta; y llegó entonces la hora de salir y estar listos en el parque.
Partimos a las 7:45 rumbo a Chapala, llegando aproximadamente a las 8:30, ahí me di cuenta que no sería un simpe recorrido, pues ver a tantas personas con todo el equipo de ciclismo y muy buena condición física, me puso a pensar si realmente mi familia y yo podríamos lograrlo; pero bueno, seguí las instrucciones al pie de la letra de Edgar y el grupo que muy buena onda me estuvieron asesorando durante el recorrido, aun asi había unas subidas terribles, y unas bajadas tremendas, el empedrado me tenía como loca vibrando, y lo único que pensaba era en no caerme.
Vi algunos paisaje muy padres aunque no los pude apreciar muy bien porque iba concentrada en cada piedra del camino, pasamos por pueblitos donde algunos niños incluso nos echaban porras.
Al pasar por una pendiente prolongada mi hermano se cayó, pero eso no fue impedimento para seguir nuestro divertido recorrido; de plano a mis papás los perdí de vista, pero mis compañeros decían que iban muy atrás.
Lo que me encantó fue el unidad y el apoyo que el grupo se brindaba mutuamente, hicimos 3 o 4 paradas antes de llegar a Mezcala, las cuales no ayudaron a descansar un poco e hidratarnos, al llegar a Mezcala, Edgar nos dio varias opciones ;
-Algunos se regresarían de inmediato, pues tenían compromisos
-Otros podrían quedarse en los restaurantitos del lugar y disfrutar del paisaje
- Nos dio la opción de conocer la impresionante prisión que se encuentra en una isla enfrente de Mezcala, pero había que partir en lanchas.
La gran mayoría del grupo eligió la tercera opción, y creo que fue la más emocionante, fueron aproximadamente 7 lanchas las que necesitamos.
Al llegar a la isla , el grupo decidió contratar un guía el cual nos explico cada uno de los rincones de la prisión y cómo los presos vivían en el lugar, nos mostraron la polvorina, lugar dónde elaboraban y almacenaban pólvora, así como un pequeño cuarto obscuro , donde enviaban a los presos que se comportaban mal, y les daban de comer por una pequeña ventana.
También vimos su pozo de agua, y cómo había canales para que los presos no sa salieran de un lugar a otro.
La caminata estuvo muy padre aunque via a algunas personas cansadas, pero ninguno se quedaba atrás, el lugar era tan lindo que aprovechamos para tomarnos varias fotos grupales, inclusi el guía nos mostró un enorme árbol que simulaba la figura de un elefante.
El recorrido en la isla duró poco más de hora y media pero valió la pena conocer un poco más de la cultura de Jalísco, cuando partimos del lugar y llegamos a Mezcala no todas las lanchas llegaron al mismo tiempo por lo que mientras los esperábamos en el malecón aprovechamos a conocer más compañeros.
Más tarde un grupo decidió partir de inmediato logrando conversernos a todos de irnos con ellos, aunque algunos de ellos ya estaban comiendo unas ricas tostadas.
Nosotros por ser principiantes decidimos partir con los primeros que slaieron rumbo a Chapala, y valla que buena idea, ya que hay compañeros que tienen excelente condición y aunque salieron más tarde nos alcanzaron.
Al salir de Mezcala hubo una subida tremenda, tanto asi que tuve que bajar de la bici y llevarla caminando.
El regreso se me hizo muy pesado , el día estaba muy bonito pero el sol me estaba tostando! , vi como un grupo iba adelante tranquilamente, pero atrás veía a mis papas que seguían pedaleando pero ya estaban agonizando ; gracias al gran apoyo de los compañeros, que nos animaban y de plano a mi mamá la ayudaban empujándola, en las subidas. E insisto en que el grupo apoyó bastante , haciendo paradas para reunir al grupo.
Fue una experiencia única, y sin duda alguna lo volvería hacer, agradezco a los organizadores del evento, y a cada uno de los miembros que nunca pararon de apoyar.
Por fin llegamos al Soriana, unos muy rápido otros un poco más lento, pero todos llegaron, les vi las caras de cansancio pero de una gran satisfacción.
Espero en Dios seguirlos acompañando. Gracias por ésta experiencia.
Por Doris Gómez
Cámara Rodante
