Después de cenar rico y de darme un buen baño, que ya lo necesitaba, me dispongo a escribir éstas pequeñas líneas para platicarles sobre la travesía de Cámara Rodante por Santiago Tangamandapio, Michoacán, un pueblo bicicletero y con un gran auge en el ciclismo de montaña.
Llegada a Santiago.
En esta ocasión salimos el sábado 15 de Marzo por la tarde rumbo al pueblo y los que participamos en esta ruta fuimos: Héctor Guerrero, Roberto Antillón, Víctor Ibarra y su servidor, Carlos Ibarra.
Por la mañana fuimos por la bicicleta que el Carajo le vendió al Robertillo, compramos todo lo necesario para cualquier contingencia que pudiéramos tener en la ruta, casco, cámaras, etc y partimos a nuestro destino, en una camioneta que consiguió Héctor.
Por casualidad mi hermano Raúl iba rumbo al DF y les dio un aventón a Víctor y Roberto y tanto Héctor como yo nos fuimos en camioneta. Nos quedamos de ver en la caseta de Ecuadurero para recogerlos y de ahi tomar rumbo a Santiago, que se encuentra entre Zamora y Jiquilpan, Michoacán.
Allá nos estaba esperando Rey, esposo de una prima y que es un veterano en el ciclismo de montaña en Tangamandapio y que nos guiaría en alguna ruta interesante.
Llegamos como a la siete de la noche, dejamos la camioneta en casa de mi tía Licha, bajamos nuestras cosas y nuestras bicicletas para dirigirnos a la casa que tenemos por allá.
Ya en la casa limpiamos de polvo las camas, la sala, le dimos una revisada por si encontrábamos algún alacrán y que efectivamente encontramos uno, pero la pareja nunca salió. Le dimos una rosiada con raid mata bichos, abrimos las ventanas para que se ventilara la casa y nos salimos en bicicletas para buscar donde cenar pues ya hacía hambre.
Al recorrer el pueblo y al estar buscando alguna cenaduría vimos un sin fin de chavos con sus bicicletas haciendo malabares y les llamó la atención nuestra presencia y nos preguntaron que de donde veníamos y que haríamos por el pueblo, por lo que les respondimos que íbamos a rodar por los caminos de Tanga. Ellos nos invitaban a una ruta de Tangamandapio a La Cantera pero desistimos porque ya teníamos acordado algunas rutas que nos iba a sugerir y acompañar Rey.
Encontramos la cenaduría, llegamos con hambre y pedimos una variedad de platillos mexicanos, tacos dorados, quesadillas, sopes y unas enchiladas, que nos llamó la atención por su tamaño, ya que estaban muy pequeñas.
Después de cenar nos dispusimos a buscar a Rey, fuimos a su casa para acordar la ruta y la hora de salida y decidimos que la salida sería a las 7:30am para que no nos agarrara el sol bien pesado.
Regresamos a la casa, estuvimos un rato platicando afuera de la misma y se nos acerco mi tío Juan y mis primos Carlos y Juan para saludarnos y platicar un rato. Ahí invitamos a Juan que se animara acompañarnos a la ruta, no quería pero le insistimos, nos dijo que no le hacía mucho a la bicicleta y le dijimos que nos iríamos con calma, que el chiste era convivir y conocer rutas nuevas, que nos iríamos a su ritmo y nos comentó que si se levantaba pues nos acompañaría. Nos despedimos para irnos cada quien a dormir y descansar para levantarnos temprano a nuestra aventura.
La casa tiene dos cuartos con dos camas en cada habitación, escogimos cada quien su cama y me tocó dormir en el cuarto con Robertillo, nos deseamos las buenas noches pero no tardó ni cinco minutos que Roberto empezó a roncar y a roncar por lo que yo no me podía dormir y decidí bajarme y dormir en la sala, pues quería descansar y estar bien para el día siguiente.
Ruta: Santiago-Puerto-Saucillo-Guayabo-Churintzio-Santiago
Todavía no sonaban las alarmas de los celulares y relojes que habíamos programados a las 7:00am, cuando se escuchó que tocaban la puerta y era Rey que venía por nosotros para irnos a nuestra ruta ciclista de montaña.
Nos levantamos, nos pusimos bloqueador ya que a esas horas de la mañana había un gran sol que pegaba en el pueblo. Sacamos las bicicletas, pensamos que no vendría Juan pero de repente apareció entre nosotros con su “bike”. Rey nos sugirió una ruta: El Puerto, El Saucillo, El Guayabo, Churintzio y retornar al pueblo de Santiago. Todos animosos y alegres nos subimos a las bicicletas y seguimos la ruta trazada.
El trayecto estuvo muy interesante y donde el camino estuvo marcado con terraceria, tramos con muchas piedras, subidas algo pronunciadas, algunos pequeños tramos con asfalto, tramos rectos, bajadas extremas, caminos algo arenosos y en donde algunos trayectos, como decía Rey, se necesitaba mucha técnica, que para varios de nosotros si nos faltó.
No faltaron quien tuvo caídas, resbalones o cansancio extremo y en unos trayectos pues algunos optamos por bajarnos de la bicicleta y caminar unos tramos para después volver a subirnos en ella y seguir la aventura con la frente en alto.
Durante el camino se observó paisajes hermosos que nos obligaba a detenernos y hacer algunas fotografías o tomas de videos para el recuerdo.
En el Guayabo decidimos dar un alto pues ya hacía hambre, nos encontramos una tienda y nos compramos latas de atún, galletas saladas, refrescos y nos dispusimos a comer el manjar que tanto ansiábamos y tomar un descanso que lo merecíamos,
Después de un tiempo de descanso retomamos nuestro camino y seguir con la aventura y para admirar a la vez la belleza de la naturaleza que nos ofrecía el pueblo de Santiago Tangamandapio Michoacán.
Llegamos de donde partimos, cansados, algunos con raspones, golpes pero con la dicha de haber terminado la ruta que nos habíamos trazado y que Rey, como buen guía y paciente con algunos de nosotros, nos había sugerido. Le prometimos volver y él a su vez llevarnos a otras rutas o a perfeccionar ese camino que ya conocimos.
Por Carlos Ibarra
Felicitaciones. Gran aventura!
ResponderEliminarMuy bien Carlos, deberias de cambiar de profesión, de fotografo a reportero jajaja. Buena narración de la aventura. Cool¡
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