Nada mejor que reencontrarse con grandes amigos y recorrer nuevamente caminos que me iniciaron en el ciclismo de montaña. La ruta de Copala se convirtió en una ruta de la que me enamoré porque fue en esta ruta donde inicie por primera vez el ciclismo de montaña. Antes de iniciar el MTB, me dedique unas salidas previas a la via recreativa.
Mi primera incursión fue en brazos de la madre montaña fue exactamente en esta hermosa ruta. Copala via larga. Para ser a primera vez que incursionaba en el ciclismo de montaña, ahora sé que empecé con una ruta complicada y demandante para un neófito. Todo empieza con la suerte del principiante y termina con la prueba del vencedor. Con el entusiasmo, ansiedad y curiosidad de iniciarme, esta una ruta de montaña (yo disfruto mucho del contacto con la naturaleza), no solo me enamoró la primera vez, sigue mostrándome que siempre tiene muchas cosas por las que vale recorrerla una y otra vez. En esta época del año, esta ruta esta fresca y todo el escenario hacia donde voltees en cualquier trayecto verás que la tierra es muy agradecida. Verde y más verde por donde la veas.
El inicio de esta ruta es inocente, del Soriana a la Iglesia y después una bajada orgásmica que regresa cualquier ausencia de vida en el ciclista. Me recibe como siempre una vista y panorama únicos que apenas unos minutos antes ni siquiera imaginaba que existiera. Continuan las bajadas y subidas son problemas hasta llegar a la primer parada, la primer tiendita. Ahí esperamos y nos reagrupamos. Nos hidratamos. El siguiente trayecto por venir incluye la famosa subida que a mi en lo personal, tenia una cuentas pendientes y ahora con mi regreso al ciclismo, me indicaría en que tan buena condición me encontraba yo.
Cuando me enfrente a la subida, una preparación psicológica previa y a tomar el paso en forma continua, un pedaleo a la vez hasta que llegue al mirador. Ahí ya estaban varios compañeros que se decidieron atacar la subida antes que yo. Pero esto era una cuestión personal. Una subida, sin descanso fue el resultado desde que inicie la subida hasta el mirador. El siguiente trayecto tiene una gran singularidad en su camino, subidas, bajadas y mucha piedra que continuamente rompía la cadencia del pedaleo antes y después de llegar al siguiente mirador desde donde se aprecia un paisaje único. Punto de rehidratación, socialización, etc.
Por la vista en este mirador, es que vale la pena comprometerse a recorrer este trayecto. Todo antes y después es disfrutable y es proporcional al sentido de merecimiento. La ruta via larga tiene esta gran recompensa, una vista magnifica y única. Fotos aquí, fotos allá y emprendemos el siguiente trayecto. El reto en este trayecto es luchar internamente contra la idea de mantener un pedaleo constante en las subidas. Las piedras y las irregularidades del camino se encargarán de romper una expectativa de ascenso continuo. A cada instante se te presentará el reto de continuar pedaleando hasta que te des cuenta que las piedras en el camino pueden más en un espíritu ansioso pero no pueden con aquel espíritu que disfruta cada instante en un terreno áspero, duro y retador.
Pero como dicen Dios no hace huevos al gusto, sino que soy yo quien decido estar ahí en ese momento por el placer del ciclismo de montaña. Es aquí donde se forjan los verdaderos ciclistas de montaña, que se remontan sobre sí mismos y sobre los límites que se tratan de anclar y autoproclamarse desde un ego personal que dice: “ya no puedo y no debo estar aquí”, reemplazándolo por un simple “puedo esto y más”. Pero como toda ruta positiva, todo empieza con sus retos que gradualmente van aumentando para terminar en descensos o tramos estables. Es asi, que aunando a lo anterior, una gran pausa en el tramo final: la tienda del cohetero. Aquí es donde se escriben las historias y leyendas de los que han circulado por esta ruta. Anecdotas, historias, historietas y cuentos son intercambiados por todos nosotros para finalmente decirnos vamos ‘pa delante y atacar la pausa para concluir el tramo final con un interesante recorrido que paulatinamente nos va integrando de la magia del bosque a la caótica vida citadina. Tramos largos y cadenciosos con unas subidas finales concluyendo nuevamente en la iglesia que nos vio partir horas antes y en unos instantes nuevamente ya en el punto de partida.
Trato de alebrestar al grupo para cerrar con una visita al mercado del mar. No se junto quórum pero finalmente terminamos con un hermano ciclista de cámara rodante que tiene el gran acierto de tener un sazón increíble y un restaurant urbano donde nos comparte birria de primera dando asi nuestro festín de clausura a esta rodada que termina con un saldo blanco gracias al empeño de cada uno de nosotros. Ya con esta me despido y nos vemos en la montaña…
Ebert Toxqui
Cámara Rodante
Excelente Cronica y excelente viaje un placer haberlo disfrutado con ustedes.
ResponderEliminarExcelente Cronica y excelente viaje un placer haberlo disfrutado con ustedes.
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