El Inicio
La cita para la primer rodada de este año, fue el domingo 12 de Enero de 2014, primero a las 7,00 am en el parque Rehilete Alcalde, donde apenas una decena de ciclistas nos reunimos; acomodamos nuestras bicis en los vehículos disponibles –gracias Mateo!- y luego de ahí en comitiva salimos 7,15 am rumbo al segundo punto de salida previsto, en Chedrahui de Avenida Vallarta, donde varios automóviles con rack y bicis a bordo ya nos esperaban. Llegamos a reunirnos y mientras unos saludaban, otros deseaban buen año a los compañeros ciclistas que desde las anteriores fiestas decembrinas no habían visto, otros mientras esperábamos un poco más para salir y varios también aprovechamos para surtirnos provisiones en el supermercado que nos alojaba en su estacionamiento. A las 8,00 am salimos ya varias decenas de autos, rumbo al destino del día: La Presa de la Vega. En la carretera vimos que había varios grupos ciclistas de ruta, que ya estaban en plena actividad ciclista y otros que apenas se estaban acomodando para comenzar a rodar… Qué locos no??? Rodar en domingo… tan de mañana¡ jejejeje…
Antigua Estación del Ferrocarril
Entonces nos trasladamos a las cercanías de la presa y en el estacionamiento de la Antigua Estación del Ferrocarril hicimos nuestra base, para acicalarnos un poco, acomodarnos guantes y casco y revisar las provisiones para el camino… luego los organizadores de Cámara Rodante, nos reunieron en la cabecera de la Estación del FFCC, tomaron la foto oficial y nos dieron la bienvenida a este nuevo año ciclista, así como las indicaciones para la rodada: obligatorio el uso del casco. Y nos presentaron a Lino, quien trazó la ruta y quién nos guiaría.
La salida a rodar fue entonces a las 9,00 am, saliendo en rumbo contrario a donde se encuentra la Presa, para empezar un circuito que nos llevaría al final a encontrarnos en el mismo punto de salida. Fuimos desfilando por la ciclovía, donde fue posible que Edgar, como buen contador, diera el veredicto de inicio: 107 ciclistas acudimos al sitio … muy buen número para iniciar el año!
El Canal
La primera parada fue en el Canal, que luego fuimos bordeando y que nos acompañó silencioso con varias represas.
La segunda parada para mi, fue en mi primera caída… plop! En una bajadita que seguía con una subidita empedrada, todo iba bien pero no alcanzó a entrar el cambio de velocidad y pues, al querer pedalear al llegar al final de la subidita, me hice bolas y me caí, sobre mi codo izquierdo, que recibió todo el peso de mi redondo cuerpo…
La tercera parada para mi, fue en mi segunda caída… zas! En otra bajadita seguida por charco y subidita inmediata… me previne con tiempo cambié la velocidad, entró, bajé, cruce el charco … todo bien… subí “Gómez muy bien, muy bien…” me decía a mí misma, cuando aparece en el horizonte un compañero ciclista a toda velocidad, que venia a mi encuentro… y pues me destantié, dudé y me caí… nuevamente sobre mi brazo izquierdo, que ya tiene Voltaren y masajito para el golpe… bueno, los compañeros ciclistas me ayudaron amablemente – y entre risas- a levantarme y a reincorporarme en el paseo, que continué sin dudar más, con la adrenalina del primer paseo anual…
Continuamos paseando por veredas de caminos rústicos, agradables, encontrándonos varias veces con ganado suelto, uno que otro perro, pocos lugareños y algo de lodo. La vista fue dominada siempre por el horizonte verde, sembradíos de caña listos para la zafra, el terreno planito y nubes borroscosas a punto de estallar en cualquier momento, que al final del día se abrieron para dar paso a un solesito calientito, abrazador, que alcanzó a acompañarnos sin molestar; fue un paseo tranquilo muy horizontal, ideal para retomar las rodadas del año que comienza.
Los hervores
La siguiente parada del grupo fue para apreciar en el paisaje un venero de agua evidentemente azufrada, digo, por el olor… un escurrimiento hermoso que entre grandes piedras corre, agua caliente y vaporosa, que baja por entre el llanito del terreno natural.
Ahí nos bajamos de las bicis, descansamos un poco, comimos las provisiones para recargar energía, hicimos algunas fotos y comentamos acerca del agradable paisaje y la tranquila ruta que nos trazaron para retomar los paseos ciclistas, después del festín navideño, con todos los banquetes que implicó y el reforzamiento de la falta de condición física que cuatro semanas sin rodar traer implícitas.
La danza de las hormigas
Bueno, pues nos convocaron los guías entusiastas a continuar el paseo, de manera que me acerqué a levantar mi bici que estaba recostada sobre el terreno natural rojo de arena de tezontle, y al levantarla, sentí los pies llenos de cosquillas movedizas… era el ataque de hormigas, rojas y picantes! … que se movían por todos mis pies desde de la punta del tenis hasta arriba del tobillo… tenia unas adentro y otras afuera… me mataban de la risa! Así que fui a pedir auxilio, gritando: “Quiténmelas… quítenmelas por favor!” pero nadie me entendía, mi danza improvisada, motivada por hormigas, así que me ví obligada a revolcarme en el piso –literal- para quitarme los pequeños asquilines que me montonearon… Fue una experiencia horrible, pues sacarme los calcetines a toda velocidad con miedo de estar aun sobre el hormiguero, recibir catorrazos de Rosy – que se agradecen mucho, dado el caso- ayudándome a deshacerme de la plaga y ver como todos se reían de mi, fue vergonzosísimo… con todo y mis caídas recurrentes, esto si que fue fataaaaaal! Luego más delante otros como Dorita, me comentaron que también sufrieron el ataque de las hormigas mordaces, pero no tan a puños como me atacaron a mí… lo chistoso –y que bueno- es que no nos picaron, solo nos atacaron con mil cosquillas las canijas, defendiéndose de nuestra pacífica invasión.
La carretera
Continuando con el paseo, hubo un tramo largo de carretera, donde una subidita tranquila pero muy larga le hizo pruebas de calidad a mis ya desacostumbras piernitas… entonces para tratar de llegar al horizonte de asfalto, me repetía a mí misma “Tu puedes Gómez, tu puedes… con calma, avanza a tu paso… deja que se pasen, no importa que se adelanten, igual llegarás, tu puedes Gómez, tu puedes…” sosteniendo una lucha interna con mis fosas paranasales inflamadas por el aire frío que combinado con la humedad, entorpecían mi respiración, el factor climático provocó a mi sinusitis, más con la falta de condición física, estuvo mi nariz en un proceso de estira y afloja… lo bueno que estiró más de lo que aflojó el moco … pero bueno, fue mucha mi satisfacción al terminar varios tramos montada en la bici, rodando, aunque a veces me fue necesario caminar para sobreponerme –ho sonarme la nariz- pero lo bueno fue que no caí en la tentación de subirme a la barredora, pues tener ese servicio disponible también invita a flaquear o ceder ante las imposibilidades físicas para continuar, de alguna manera lo logré…
También me ayudó mucho recordar las palabras de nuestro amigo Kike, quien en otra ocasión me recomendó mantener la cadencia a un ritmo personal de avance, sin presiones. Así que me repetía a mi misma: “Cadencia, cadencia… cadencia” en esos tramos largos de subiditas en terreno rústico, donde no es necesario ni hacer cambios de velocidades, ni grandes maniobras ciclistas, sino mantener el ritmo de avance sin desesperar: “Cadencia, cadencia… cadencia”
La presa de la Vega
Más tarde llegamos al objetivo de la rodada: disfrutar de la vista de la Presa de la Vega y su cascada artificial. Llegamos a buena hora para convivir otro rato. Vimos un paisaje arbolado, con un poco de pasto y nos subimos rodando al camino donde se aloja compuerta de la presa, ahí hicimos algunas fotos de grupo, platicamos con los compañeros del paseo y Carlos Ibarra agradeció a la compañera que hizo las funciones de barredora desde su camioneta, quien amablemente nos acompañó a una distancia discreta durante todo el paseo.
Reencuentro
También fue muy agradable encontrarme viejos amigos de la universidad, que entusiastas compartieron el paseo, al paso que platicábamos nuestras últimas experiencias de vida, tanto profesional como personal: Chuy, Dorita y Aaron, que gustazo encontrarlos compartiendo esta aventura ciclista dominical, después de 15 años de egresados, ojala se nos unan otros colegas más para disfrutar el viento en el rostro, el paisaje agradable y el desestrés al abrir un paréntesis en la semana, para distraernos de la rutina
Retomamos el camino rumbo a la ciclovía, mejor conocida como “Las Vías Verdes” que nos condujo a la Antigua Estación del Ferrocarril, donde nos esperaban nuestros vehículos. Unos metros antes de terminar Edgar grababa un video donde iban todos sonrientes saludando a la cámara, felices por terminar la primera rodada del año, pero en un descuido Elea y Jessica coincidieron en el espacio, chocando -literal- y cayendo al mismo tiempo en la ciclovía… afortunadamente no pasó a mayores, se levantaron doloridas, pero con ánimos de terminar bien el paseo…
Al llegar a la Estación del Ferrocarril, nos despedimos con mucho gusto de haber compartido una vez más, un paseo familiar con Cámara Rodante, aun con todo y que el pronóstico del tiempo auguraba tormenta, fue un buen día y nos quedamos con la satisfacción de haber conocido un nuevo destino turístico cercano a nuestra perla tapatía.
Fue muy reconfortante volver a ver a los amigos ciclistas y compartir esta divertida afición por las bicicletas.
Nos vemos en la próxima rodada! Pd. Si ves un hormiguero…. Huuuyeeee!
Crónica Mónica Gómez Zepeda
Cámara Rodante
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