PARTE I Tequila, Jalisco.
Las rodadas de Cámara Rodante se caracterizan por hacerte disfrutar del ciclismo de montaña y simultáneamente mostrarte algo no muy cotidiano.
El pasado domingo 4 de marzo de 2018, no fue la excepción; la cita fue en el mencionado pueblo mágico a las 8:30 am para subir el clásico volcán que aparece en sus postales como fondo de los campos de agave.
De madrugada todavía, nos dimos cita en el punto de salida en el municipio de Zapopan, montamos bicicletas a los automóviles y pasados unos minutos nos encontrábamos atravesando el paisaje agavero. Llegando a Tequila aproximadamente 20 min antes de partir.
La idea y el plan eran simples, salimos de la iglesia, una calle nos conecta al camino de terracería y empedrado, atravesamos las vías del tren, cruzamos la autopista por un paso a desnivel y rodar cuesta arriba sin desviarnos para llegar a "Las Antenas".
PARTE II Apitoxina.
La ejecución del plan tal vez no fue simple. El terreno pone a prueba a ciclistas principiantes y experimentados por igual; 20 kilómetros de ascenso sin descanso, en una pendiente de 9%, para quien usa Strava, sería un ascenso de último nivel: "Hors Categorie", francés para "Más allá de categorización", pero entre nosotros, ciclistas barrio está clasificada como: "Trepada de SPM".
Siendo en su mayor parte empedrado y varias partes erosionado, hacen que el ascenso sea un poco lento, la administración de la energía, hidratación y suplementos alimenticios juega un rol más importante que en la rodada promedio, pues los motivos para desistir de la meta aumentan: fatiga prematura, deshidratación, golpe de calor, etc. Afortunadamente el regreso era sencillo, tan solo rodar en descenso por donde subimos, en caso de necesitar regresar antes de lo estimado.
Unos 10 kms cuesta arriba me encuentro a Teo, gran ciclista de Oaxaca; nos vamos juntos unos cuantos kilómetros hasta que suelto un grito de dolor:
-Aghhhhhh!!!
-Calambre?, pregunta Teo.
-No. Piquete de abeja.
-Que?! En serio?
-Si, no te detengas síguele, contesté.
Tenía todavía el aguijón clavado en la muñeca de la mano izquierda, seguí rodando (y gritando) no me quise detener, prefería seguir concentrado en el dolor de las piernas que detenerme a pensar en el dolor de la mano también.
Kilómetros adelante encontramos otras ciclistas amigas de Cámara que no habían salido con nosotros pero nos habían alcanzado, es grato ver como Cámara Rodante tiene ese magneto para atraer amigos ciclistas, pues rodando con el grupo una sola vez, ya eres parte de la familia.
Tres horas después de arrancar de la plaza, me encontré con un portón que impedía el paso de vehículos motorizados, un ciclista que nos rebasó desde los primeros 7 kms ya venía en descenso, me dijo cómo cruzar y qué camino tomar para llegar a Las Antenas 2 kms adelante.
PARTE III Las Antenas.
Llegar a Las Antenas medio deshidratado, cansado y con la mano como guante de box, fue lo que me ofreció lo que comentaba en la primera parte, algo que disfruto; dejar todo lo que tengo allá arriba en la montaña y terminar físicamente agotado - psicológicamente satisfecho.
Y la otra parte, que no deja de sorprenderme y que no es muy usual en nuestro tiempo el compañerismo.
Además del api-incidente, ya en el descenso ponché la llanta trasera y todos los que venían bajando, sin excepción, se pararon a ofrecer su apoyo mecánico y emocional, acompañándome ya en la última parte del descenso.
Nos reunimos en el punto de salida, frente a la iglesia para asegurarnos que todos hayamos regresado con bien y reportar cualquier incidente ocurrido.
Todos los asistentes entregaron gran parte de sí al volcán, un gran día para el grupo, otro buen día de pedales y paisajes con Cámara Rodante.
Gracias a todo el equipo, en particular a Humberto, Pedro y Luis por sus atenciones, confianza y apoyo.
Crónica por: Alejandro Duarte.
Cámara Rodante
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