COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

sábado, 7 de septiembre de 2019

"TRES CICLISTAS FELICES POR UNA RODADA MARAVILLOSA QUE NO TIENE PRECIO" CRÓNICA DE LORENA, ROCÍO Y ANDRÉS.


Somos tres personas aficionadas que querían poner a prueba su fortaleza física y mental: Lorena Merchan, Rocío Palomares y Andrés Miranda. No hace mucho empezamos a entrenar para lograrlo, sin embargo, teníamos miedo de no poder lograrlo. Se llegó el gran día para el recorrido al club de UDG con la expectativa de superar nuestros miedos.


El recorrido inició en el Parque el Refugio, donde te encuentras con sonrisas, saludos, algunas expresiones de sueño, y una que otra cara de preocupación. Gente en realidad muy amable y dispuesta a ayudar. Ahí estaba el puerquito para ayudar a Nariz Roja en la construcción del segundo albergue para los niños con cáncer


Primera parada: La Minerva, excelente vista, nuevos letreros y una gran vista.


Primera ponchada, fue un espacio para el primer descanso y algunas fotos bajo el puente.


Segunda parada: el tren se interpuso en nuestro camino y tuvimos que parar, cargar la bicicleta. Cruzamos las vías y algunos se permitieron apostarle a la suerte colocando monedas en la vía.


Nuestro andar en ascenso nos llevó al inicio de la terracería, ahí donde termina Av. Inglaterra y aviación. Para los inexpertos, los pensamientos que cruzaban por la mente eran: ¿cuándo terminan las piedras? ¿es obligatorio pasar por los charcos? ¿la ruta por el camino de la basura fue planeado? ¿este dolor de cabeza es normal?, no hay respuestas


Seguimos avanzando y por fin, terminaron las piedras… los pensamientos eran ¿ya llegamos? ¿aquí empieza la carretera? ¿aquí nos recoge la grúa?, pero de nuevo, no hay respuestas…Así, al primer giro hacia la derecha, ¿Qué es lo primero que vemos? ¿esto cierto? ¿tenemos que subir eso? Y ahí si hubo respuesta “SI”, “hay que subir”, pero eso no fue lo “mejor” ….

Había un sinfín de subidas demandantes (para los inexpertos), y cada una parecía más compleja que la anterior, tal vez era el cansancio, tal vez la inexperiencia, pero cada subida parecía la prueba final, sin embargo, al llegar a la cima, nos encontramos con paisajes coloreados en tonalidades verde, amarillo, café y un brillo incandescente del astro sol.


Por fin las bajadas, una aparente luz al final del camino, y o sorpresa, no había luz, había más piedras, más curvas, y luego, más y más piedras y curvas, y a pesar de nuestra falta de experiencia, lentitud y torpeza, los guías siempre estaban ahí para cuidarnos, darnos palabras de aliento y asesoría en una que otra caída. Justo antes de la subida más demandante, aprovechamos para tomar fotos de una excelente vista con un lago lleno de vegetación, gente entusiasmada y la noticia de que dos compañeros habían abandonado el camino, tomamos un aliento y seguimos.


Por fin “la meta”, un momento para convivir, conocer gente y disfrutar de nuestros alimentos, bebidas hidratantes y no tan hidratantes. Lo mejor, de nuevo los compañeros que en todo momento estuvieron atentos a nuestras opiniones y por si necesitábamos algo.


El regreso, un debate ¿carretera o terracería?, en el grupo imperó la democracia, se decidió carretera. Nos encontramos con el sol irradiante, algunos obstáculos, tres pinchaduras, aprendimos el arte de poner una llanta, algunos a ser pacientes y esperar a los compañeros, otros aprovecharon este espacio para seguir en la zona de hidratación.


Por fin, decimos dejar carretera para tener sombra y evitar el peligro, pero ¡oh sorpresa! Nos teníamos que enfrentar al que creíamos era el reto final, la última subida imposible de lograr, pero con sudor, zig-zag, palabras aliento mucha hambre, y en donde el esfuerzo físico ya no era relevante y el mental tuvo que imperar, llegamos a la cima, con un sentimiento de satisfacción y la creencia de que ya estábamos cerca de la meta.

Una última parada, en aviación donde no supimos si reinó la democracia o la anarquía, pues se hicieron tres grupos y de una manera u otra permanecimos en grupos pequeños, unos a máxima velocidad, otros se siguieron hidratando, otros infringiendo las leyes de tránsito y los otros a los que no volvimos a ver. ¡La llegada al El Refugio fue como el respiro que debe sentir cualquier persona que alguna vez haya invertido todo su esfuerzo en un recorrido de este tipo, esa recompensa simplemente no tiene precio!

Gracias a todos los que hicieron posible este trayecto, a todos los que estuvieron para nosotros en esta primera experiencia…en fin, gracias Cámara Rodante.

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