COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

jueves, 24 de febrero de 2022

6 RODADAS CON SABOR A 14 AÑOS RODANDO CON CÁMARA RODANTE



El año pasado vi un documental en Netflix llamado “14 peaks. Nothing is impossible”. Habla sobre Nims Purja, un alpinista nepalí que con ayuda de su equipo, los famosos “sherpas” escalarían las catorce montañas más altas del mundo en tan solo siete meses. Algo imposible hasta ese momento y que sólo lograrían al hacerlo en equipo, siendo los mejores guías alpinistas. Es impresionante el documental por todo lo que atraviesan para poder lograr esta meta; los paisajes son impactantes y lo que viven en cada montaña te sorprende, sin embargo, lo que más me gustó fue el lema de Nims: “En este viaje nadie se queda atrás”, frase que vino mucho a mi mente en estas cinco rodadas de novatos con Cámara rodante.

 


(img. "14 peaks. Nothing is impossible")


("6 rodadas. Nada es imposible")

Desde el día uno cuando nos encontramos en la “Estación de Stefano” en La Primavera para hacer nuestra primera rodada de novatos, sentí que era un grupo con el cual podría contar si se me atoraba algo. Yo iba bien acompañada por mi novio y sus amigos, sin embargo, sentía que si por alguna razón no estaban conmigo (ya que ellos tienen más experiencia como ciclistas) no me iba a quedar sola. Y así fue. Al principio temerosa de no conocer a nadie terminé de rodar y nos fuimos rápidamente. En la segunda rodada en “vías verdes” tuve varias emociones, la primera fue angustia porque era una rodada más larga, tuve también mi primer caída y sentía que no podría terminar la ruta no tanto por el golpe sino porque me puse muy nerviosa, pero algo curioso pasaba, cuando estos pensamientos venían a mi mente siempre aparecía alguien en el camino que me echaba ánimos, al final otra vez no me sentía sola. Ese día con más confianza y ya conociendo a Ara nos quedamos un rato en la “tiendita” donde pude conocer a más integrantes del grupo con los que nos echamos una amena plática junto con unas cervezas.

 


La tercera rodada fue mi “favorita”: Potrerillos. Fue muy complicado porque algunos del grupo nos fuimos por otro camino y eso me puso muy nerviosa. Fue una rodada muy larga, tuve una ponchadura, hacía muchísimo sol y el camino se me hacía eterno. Empecé a desesperarme mucho porque no veía el final. Pero ahora si, como dice el meme: “una lloradita y a seguirle”. Ya de regreso veníamos solamente Ramon y yo, pensamos que nos habían dejado cuando casi al final de la ruta nos encontramos con Carlos, quien nos acompañó hasta el lugar donde estacionamos los autos. Venía yo quejándome amargamente pues me ardían las piernas del esfuerzo , estaba cansada, los brazos y la espalda me dolían bastante. El último kilómetro lo sentí como una eternidad. Recuerdo que Carlos nos dijo “es que es Montaña…siempre van a ser difíciles de subir pero no te preocupes, yo siempre pienso que no voy a volver y aquí seguimos” en ese momento pensé que yo de verdad ni loca que volvía…pero a la cuarta rodada ahí estaba puntual a las 8 AM.

 


(Nótese la cara de sufrimiento. Potrerillos)

En esa ocasión fue la ruta “Cañaverales” ya había pasado una semana desde la traumática rodada de potrerillos así que ya estaba más relajada y con todo el ánimo de hacer la ruta. Empecé con mucho entusiasmo y al entrar al pueblo me caí. Un raspón que me dolía bastante pero que no me impedía seguir. En el camino Edgar me preguntó si estaba bien y me ofrecieron microdacyn lo que me ayudó bastante para que se me calmara un poco el ardor. Sentía mucha pena pues pensaba que por mi condición de novata me había caído así tan sin sentido en una parte que ni era peligrosa, contrario a mis pensamientos algunos ciclistas con los que me encontraba se preocupaban y me preguntaban que si estaba bien, que recordara que un ciclista “es el que ya se cayó o el que se va a caer”, me ayudaron a checar la presión de las llantas y a ajustar el sillín, aspectos que podrían haber promovido que me cayera. Me sentí realmente acompañada y la pena se me fue quitando, comencé a sentirme agradecida de que en este deporte hay gente que siempre quiere ayudar, apoyarte y enseñarte. Por ejemplo, hubo partes del camino que estaba arenoso y Ara con su experiencia me indicaba cómo era la mejor forma de cruzarlos pero aún no lograba dominarlo y preferí caminar, “ya a la siguiente será” pensé. Está rodada terminó siendo muy divertida, cruzamos ríos, nos detuvimos en los miradores a admirar la inmensidad del bosque de la primavera, las bajadas estuvieron muy divertidas y el regreso lo viví mucho más ameno. Al llegar al punto de reunión hubo algunos que aún no se les acababa la pila y siguieron unos kilómetros más, los demás nos fuimos de regreso a los cantaritos que ya nos urgía algo de beber después de tanto kilometraje recorrido.

 


Y así de rápido llegó la última rodada: “Río Caliente”. Como en cada rodada esta tuvo sus sorpresas. Llegamos a tiempo y se nos comentó que era una ruta muy técnica pero muy divertida, con esta indicación comenzamos a pedalear. Me daba gusto encontrarme en el camino a gente que había visto en otras rodadas e ir platicando, animándonos, sin embargo, hay momentos de la ruta donde inevitablemente uno va solo pero estos momentos son muy buenos también, te conectas contigo, con tus pensamientos, con tu cuerpo, admiras el paisaje, creo que aprendí a valorar mucho tanto la soledad como la compañía. Nos agarró un poco la lluvia a medio camino y tuvimos que meterle prisa, pero esto no evitó que nos detuviéramos a platicar y convivir un poco. Conocí a unos compañeros que fueron a la ruta de San Blas y me contaron sus experiencias; se nos avisó que una compañera había perdido su celular y estuviéramos atentos por si lo veíamos (final feliz, sí se encontró), seguimos de regreso, mucho camino de subida, cruzar nuevamente el río, subida, subida, subida y finalmente el punto de encuentro. Sentía felicidad y un poco de nostalgia de pensar que era la última rodada de novatos, pero a la vez sentía mucha satisfacción de haberlo logrado.

 


Me acuerdo en la primera rodada que Ramón me dijo: algún día vas a venir rodando como esos ciclistas, desde la entrada por toda esta subida”. Y así fue. El domingo pasado, ya de pilón me uní a la rodada de aniversario de Cámara Rodante. La famosa ruta de “Torre 2”, un camino muy demandante pero muy lindo. Aprendí que lo que hace más ligeras las rodadas es sin duda, la compañía.

 


El año pasado cuando vi el documental no era muy deportista que digamos y jamás pensé que unos meses después estaría recorriendo tantos kilómetros los domingos por la mañana con gente tan generosa que nos acogieron en su grupo como si lleváramos 14 años rodando con ellos. Una vez más ¡Gracias!.

Crónica por: Alba Gómez



No hay comentarios:

Publicar un comentario