Dicen -los que bien saben- que uno no visita realmente Guadalajara si no se toma un buen "tequila", y siguiendo con ese dicho: !Qué sería de aquel ciclista que no se atreva a abrir brecha en los campos de agave".
Y así fue, como CAMARA RODANTE se internó en el centro de la producción tequilera... Amatitán fue el señuelo para encaminar las bicicletas no sólo en la historia de tan singular y bien amada bebida sino en la aventura de sentir que el agave se nos colaba por el cuerpo -no sólo en sentido literal- al estar rodeado de tan impresionantes paisajes.
El camino inicial fue en Amatitán... de ahí partimos a los primeros campos de agave, mismos que nos incitaron a la primer fotografía.
El camino empedrado que lleva directo a la presa de Santa Rosa -esa que sólo vimos a lo lejos- fue la ruta que tomamos hasta el crucero a la barranca de Tecuane...
Poco más de 6 kilómetros de descenso fue lo que Tecuane nos ofreció... bajadas rápidas sobre el empedrado que a más de uno puso a templar de gusto -al menos, hasta que recordamos que había que subirlas-.
Bajamos y bajamos hasta tomar con un riachuelo en donde la historia del Tequila nos pegó de golpe... Aquí en unos viejos arcos tomamos la segunda de múltiples fotos.
Cual aventureros somos nos infringimos a una zona protegida por la UNESCO, un sitio arqueológico de la industria tequilera, ahí observamos un monumento histórico, la fabrica de “Santa Rita”, donde fabricaban el vino mezcal y que contaba con una especie de construcción de piedra en donde era molido el mezcal con la fuerza de un burro ó caballo, un horno tradicional y diversos conductos subterráneos donde bajaba el tequila -en su forma más básica-.
Cual aventureros somos nos infringimos a una zona protegida por la UNESCO, un sitio arqueológico de la industria tequilera, ahí observamos un monumento histórico, la fabrica de “Santa Rita”, donde fabricaban el vino mezcal y que contaba con una especie de construcción de piedra en donde era molido el mezcal con la fuerza de un burro ó caballo, un horno tradicional y diversos conductos subterráneos donde bajaba el tequila -en su forma más básica-.
Al inicio, la ruta sólo era hasta este punto... pero el entusiasmo de CAMARA RODANTE llevó a sus doce ciclistas a encontrar los caminos a la Presa de Santa Rosa... ahí empezaron las peripecias; muchas ponchaduras -más de seis-, múltiples caminos que podían llevarnos -o no- a la presa, el calor quemante y agotador... que a casi todos nos obligó a bajar de la bicicleta, y es que las subidas se complicaban porque las piedras sueltas rompían el ritmo de la pedaleada.
Sin embargo, el ánimo no cayó y seguimos subiendo y bajando sobre caminos irregulares donde las espinas representaban los principales obstáculos. Lo que no podemos negar... era que entre más avanzábamos el camino era más hermoso, la postal tequilera por excelencia.
En el camino pasamos por comunidades como Agua Prieta... y ya cuando los caminos parecían alejarnos de la presa mas que acercarnos... recibimos auxilio de la Fábrica de Tequila "La Auxiliadora" de Don Lucio Rivera... una fábrica tradicional y orgánica -a decir de los dueños- en donde se hacía un tequila 100% agave... Observamos su forma de producción y, mejor aún, muchos nos deleitamos con el sabor quemante del Tequila "Tequihua" -nombre prehispánico de esta tradicional bebida-.
El tequila quemaba igual que el sol, mismo que nos orilló a parar un rato. Lucío Rivera y su familia nos ofrecieron agua y hasta un campamento en su fábrica. Descansamos unos 20 minutos; Lucio nos orientó sobre cómo llegar a la presay seguimos bajando por los caminos empedrados hasta llegar a un punto en donde sólo lograríamos ver la presa de lejos -bueno sólo parte de ella-.
Ahí el sueño de que una lancha nos sacará hasta el pueblo para evitar las súbidas desapareció de golpe. Cansados y bajo un sol imponente tuvimos que regresas con Lucio Rivera para abastecernos de agua y tomar nuevos bríos para subir y subir. El aire no fue suficiente y el sol nos recordó que hay caminos en donde no hay más que bajar de la bici y seguir andando.
Las ponchaduras y dudas de sobre sí podríamos llegar al punto de partida fueron una constante en el regreso... pasaron los minutos y el sol no tenía manera de parar. Al fin, llegamos al lugar de donde partimos a la presa; ahí bajo la sombra esperamos a los hermanos caídos por las espinas y casi desanimados veíamos aún el camino que nos faltaba.
Una voz infantil nos despertó y las palabras: "Ya no van a venir a comer", fueron un despertador que nos hicieron montar nuevamente las bicicletas. En Tecuane había un sitio relajante en donde se comimos unas deliciosas tostadas de ceviche, nos refrescamos no con tequila pero sí con unas buenas caguamas. Comimos, bebimos, descansamos y poco nos falto para saltar a las albercas del lugar... En ese mismo sitio algunos observaron el nacimiento del agua de manantial y otros el lugar en donde tienen los criaderos de mojarras.
Estábamos a 5 km de Amatitán, y del restaurant sólo tres valientes tomaron aire y decidieron acabar la ruta -ellos son los punteros-. El resto de los mortales fuimos seducidos por la fascinante idea de subir en la camioneta del buen Gabino, quien amablemente nos dio un aventón hasta El Polvorín; ahí como triunfadores tuvimos la satisfacción de alcanzar a los punteros para llegar juntos al lugar donde esperaban los automóviles.
Con un atardecer cayendo sobre nosotros... decidimos dejar la Ruta del Tequila para volver a la realidad de nuestra cotidiana ruta de los autos y el tráfico que nos acompañó y fastidió hasta llegar a Guadalajara.
En conclusión, un excelente paseo de bici-turismo en donde se demostró que no sólo los valientes
Sin embargo, el ánimo no cayó y seguimos subiendo y bajando sobre caminos irregulares donde las espinas representaban los principales obstáculos. Lo que no podemos negar... era que entre más avanzábamos el camino era más hermoso, la postal tequilera por excelencia.
En el camino pasamos por comunidades como Agua Prieta... y ya cuando los caminos parecían alejarnos de la presa mas que acercarnos... recibimos auxilio de la Fábrica de Tequila "La Auxiliadora" de Don Lucio Rivera... una fábrica tradicional y orgánica -a decir de los dueños- en donde se hacía un tequila 100% agave... Observamos su forma de producción y, mejor aún, muchos nos deleitamos con el sabor quemante del Tequila "Tequihua" -nombre prehispánico de esta tradicional bebida-.
El tequila quemaba igual que el sol, mismo que nos orilló a parar un rato. Lucío Rivera y su familia nos ofrecieron agua y hasta un campamento en su fábrica. Descansamos unos 20 minutos; Lucio nos orientó sobre cómo llegar a la presay seguimos bajando por los caminos empedrados hasta llegar a un punto en donde sólo lograríamos ver la presa de lejos -bueno sólo parte de ella-.
Ahí el sueño de que una lancha nos sacará hasta el pueblo para evitar las súbidas desapareció de golpe. Cansados y bajo un sol imponente tuvimos que regresas con Lucio Rivera para abastecernos de agua y tomar nuevos bríos para subir y subir. El aire no fue suficiente y el sol nos recordó que hay caminos en donde no hay más que bajar de la bici y seguir andando.
Las ponchaduras y dudas de sobre sí podríamos llegar al punto de partida fueron una constante en el regreso... pasaron los minutos y el sol no tenía manera de parar. Al fin, llegamos al lugar de donde partimos a la presa; ahí bajo la sombra esperamos a los hermanos caídos por las espinas y casi desanimados veíamos aún el camino que nos faltaba.
Una voz infantil nos despertó y las palabras: "Ya no van a venir a comer", fueron un despertador que nos hicieron montar nuevamente las bicicletas. En Tecuane había un sitio relajante en donde se comimos unas deliciosas tostadas de ceviche, nos refrescamos no con tequila pero sí con unas buenas caguamas. Comimos, bebimos, descansamos y poco nos falto para saltar a las albercas del lugar... En ese mismo sitio algunos observaron el nacimiento del agua de manantial y otros el lugar en donde tienen los criaderos de mojarras.
Estábamos a 5 km de Amatitán, y del restaurant sólo tres valientes tomaron aire y decidieron acabar la ruta -ellos son los punteros-. El resto de los mortales fuimos seducidos por la fascinante idea de subir en la camioneta del buen Gabino, quien amablemente nos dio un aventón hasta El Polvorín; ahí como triunfadores tuvimos la satisfacción de alcanzar a los punteros para llegar juntos al lugar donde esperaban los automóviles.
Con un atardecer cayendo sobre nosotros... decidimos dejar la Ruta del Tequila para volver a la realidad de nuestra cotidiana ruta de los autos y el tráfico que nos acompañó y fastidió hasta llegar a Guadalajara.
En conclusión, un excelente paseo de bici-turismo en donde se demostró que no sólo los valientes
toman tequila sino también abren brecha sobre sus campos.
Por Darwin Franco
Fotos: Carlos Limón y Carlos Ibarra.
Los Rodantes:
Magui Arana
Roberto Gómez
Julian Gómez
Oscar de la Torre
Jacobo Díaz
Ulises Ledesma
Bernardo Lizardi
Edgar Fidalgo
Manuel Corona
Carlos Limón
Darwin Franco
Carlos Ibarra
y el tequila donde esta?????
ResponderEliminaro no trajeron agüita de fuego???
jejeje Saludos Carlos se ve padre
Que gachos me agarraron en pleno trago del rico tequila, jajajaja, pero valio la pena una buena oportunidad de probar lo que estan produciendo nuestros amigos de la Auxiliadora, saludos y salud a todos
ResponderEliminarEdgar Fidalgo