COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

jueves, 19 de marzo de 2020

ME FUI A COPALA POR LA ANÉCDOTA



Llegué el domingo por la mañana al punto de encuentro y la hora citada, esta vez, el primer lugar de salida fue en el café “Santuario de la Bicicleta”, un nuevo lugar donde compartir el gusto por el café, el ciclismo y la fotografía, en el que antes de salir recargamos pila con una buena taza de café.



Así pues, salimos del centro de Guadalajara para dirigirnos a Plaza San Isidro, donde nos encontraríamos con el resto de los ciclistas con los que rodaríamos en grupo camino a Copala. Y aunque por un momento me separé un poco del grupo en este primer trayecto, nunca me quedé sola, pues Carlos, el organizador del grupo, estuvo para acompañarme.

Yo me encontraba emocionada, porque esta sería mi cuarta rodada con Cámara Rodante, y las experiencias anteriores habían cumplido todas mis expectativas, así que no esperaba menos que un nuevo camino por descubrir con retos dónde poner a prueba mis habilidades adquiridas en las anteriores rodadas. Algo agotador pero gratificante.



Se llegó la hora, nos separamos en dos grupos de acuerdo con el nivel de la ruta y el nuestro. Los primeros en salir fueron los intermedios y avanzados, que tomaron la ventaja para reagruparnos más adelante en una parada pactada. Minutos después salimos los novatos y principiantes, debo confesar que yo ya me encontraba un poco agitada por el primer tramo pedaleado desde el centro a plaza San Isidro, pues pasamos por una pendiente que, aunque no era muy pronunciada, sí extensa, esto sumado a la incertidumbre de si lograse el objetivo de concluir con bien la ruta, cada vez que hay una rodada con camino desconocido. Así que cuando iniciamos, antes de llegar al templo de prolongación Río Blanco, pasamos nuevamente por otra subida, y aunque menos agotadora, no sabía lo que me esperaba más tarde.

Llegamos a la iglesia e hicimos una breve parada donde se nos dieron algunas indicaciones de precaución, pues en el camino había muchos descensos de terracería con piedras y alguna que otra curva cerrada.



Primera bajada, expulsé de mi cabeza cualquier temor por caerme, y opté por concentrarme en montar mi bicicleta con seguridad y de la manera correcta, siempre recordando “Parada con caderas atrás, codos doblados al pecho, pedales nivelados y haciendo uso del freno trasero.” Así libré las primeras bajadas, hasta que perdí la cuenta de cuántas iban y me dejé llevar por el gusto de salir de la rutina y sumar momentos de adrenalina.

Desafortunadamente, más tarde al final de una de estas pendientes, me encontré con que una chica del grupo se había accidentado y varios compañeros ya estaban a su alrededor atendiendola. Por un momento me detuve con el resto de quienes se habían agrupado a la espera de saber que ocurriría con nuestra compañera, pero después decidí continuar, pues yo no tenía manera de aportar solución al percance y bien dicen que más ayuda el que no estorba y preferí tomar ventaja para no quedarme atrás. Ya minutos después llegué a donde se encontraban reunidos una parte del grupo de novatos, para después alcanzarnos quienes se quedaron con la chica, que al final no pudo continuar por el incidente y decidió regresar apoyada de su acompañante.

Seguimos, todavía nos faltaba una buena parte por avanzar y la más pesada, llena de subidas pronunciadas, harto sol y escasez de sombras, pero siempre con mucha determinación. A estas alturas decidí que daría todo lo que tenía esforzándome sin excederme, pues antes ya había sentido un poco de malestar físico y después de todo, bajarse de la bicicleta cuando sientes que ya no puedes más en una subida interminable no está mal, lo que está mal es detenerse en seco y frenar a los que vienen detrás de ti matándoles la motivación (sólo bromeo, a todos nos pasa). Y así hago mi segunda confesión, que concluí esta rodada desmontándome de mi bicicleta la mayor parte del tiempo para empujarla por cuestas arriba en lugar de pedalearla, y sin afán de echar de cabeza al resto de mis compañeros, la verdad es que muchos optamos por lo mismo, así que no se preocupen si en algún punto toman la misma decisión, estoy segura de que los avanzados pasaron por lo mismo antes de serlo.



Así que después de varios metros llegamos por fin a la tiendita, reposamos un rato, compartimos el lunch y algunos se tomaban una cerveza para refrescarse. Mientras esperábamos a que llegaran los avanzados, platicamos de las experiencias que hemos tenido en nuestras bicicletas, y concluimos en que como bien se sabe, no hay uno sólo que no caiga, y a pesar de todo lo que conlleva este deporte, lo seguimos practicando por el simple hecho de disfrutar. Ya más animados volvimos a subir a nuestros vehículos para iniciar la segunda parte del camino, con más bajadas y subidas, más arriesgue en las primeras y más agotamiento en las segundas.

Después de la más empinada de las pendientes a escalar (recuerden que yo ya no pedaleaba más hacía arriba), tuvimos la última parada, donde nos recibieron brevemente con agua y hielo, acto que se agradece enormemente. Y el resto fue más camino con mucha tierra, sol, y tramos de carretera (mi parte favorita), pasando nuevamente por el templo y encontrándonos con la convivencia entre autos y peatones para llegar por último a la meta de donde salimos por grupos.

No se si es el compañerismo en Cámara Rodante o el sabernos todos amantes de estas experiencias, pero el ánimo nunca bajó gracias a que se siente el apoyo del grupo y que siempre va a haber alguien que te respalda, pues en esta rodada como en las anteriores, no faltaron las porras, las risas ni la solidaridad.

Crónica por: Carolina Gutiérrez



NO TE QUEDES SIN TU CAFÉ, ¡PASA AL SANTUARIO DE LA BICICLETA POR EL!



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