Disfrutando los caminos de Almoloya
Estaba desvelado por mi trabajo, pero las ganas de ir a rodar me ganaron. Hace algunas semanas realicé mi primer recorrido con el equipo de Cámara Rodante así que estaba muy entusiasmado y con altas expectativas sobre esta nueva experiencia.
El punto de reunión era el parque de la Magdalena, al llegar me encontré con varios compañeros, juntos nos dirigimos al balneario de Almoloya donde después de la foto grupal iniciaríamos el recorrido.
El paisaje del lugar era agradable, a pesar de que estaba un poco nublado el clima era ideal. Toda el agua que tenía que caer ya había caído la noche previa mezclándose con la tierra del camino, creando grandes charcos los cuales cruzamos como niños emocionados y sonrientes.
A diferencia de mi recorrido anterior que requirió de más técnica y concentración, este fue tranquilo, lo que causó un mayor disfrute de los alrededores y motivó la convivencia con los compañeros, lo cual para mí fue bastante agradable.
Y así llegamos hasta el pueblo de La Joya donde hicimos nuestra primera parada para descansar y comer algo, saliendo de ahí mi bicicleta comenzó a tener problemas e inmediatamente los organizadores me aconsejaron que siguiera por el camino más sencillo, todo el trayecto estuvieron pendientes de mí y las complicaciones de mi bici.
Esta etapa del camino era muy parecida a la primera, pero se me hizo eterna debido a el problema ya que no podía rodar al cien, aun así llegue al parque de San Juanito, aquí los compañeros me ayudaron a revisarla, y cuando daba por terminada mi participación por la falla, uno de los Opaleros -grupo anfitrión de esta rodada- me llevó a un taller del pueblo donde pudieron repararla.
Aun cuando la falla me retrasó, ahí estaban los organizadores esperándome y guiándome por el resto del camino de regreso, dándome ánimos y compartiendo. Finalmente regresé al balneario donde comenzamos, en donde mis compañeros estaban disfrutando de la comida y las albercas del lugar, por cierto nos trataron muy bien y el lugar muy bonito.
Me gustaría agradecer a todos mis compañeros en general, pero en especial a los que intercambiaron una sonrisa o algunas palabras conmigo, haciendo de esta experiencia una de las mejores. Por supuesto que también mi agradecimiento para todo el equipo de Cámara Rodante, a los anfitriones Opaleros Bike, y no se me puede olvidar el señor que arregló mi bicicleta un domingo en la mañana que gratamente me devolvió algunas sonrisas. ¡Hasta la próxima!
Crónica por: Iván Híjar
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