
Por algún motivo hace casi 3 años compre una bicicleta de montaña en un supermercado. Durante mucho tiempo estuvo abandonada en algún lugar de nuestra casa. Ha sido hasta hace algunos pocos meses que me decidí a desempolvarla. La Vía RecreActiva de Guadalajara y sus posteriores conexiones fueron el motivo. Debo aclarar que, durante algún tiempo, estuve en contra de este punto de encuentro de cientos o miles de personas durante las mañanas de los domingos: “chingados, es el único día, cuando puedo conducir mi auto sin tanto tráfico y éstos con su … Via RecreActiva, carajos”. He aprendido a respetar al ciclista cuando conduzco: sentir cerca el paso de un automotor, con una bestia conduciéndolo, definitivamente no es fácil.
Con el paso de los domingos, después de asistir múltiples ocasiones, el paseo dominical matutino en bicicleta me quedó corto. Trate muchas ocasiones de una forma “subliminal” sugerirle a un amigo mountainbike que me llevase a sus recorridos… me dijo: “estás perdido, es adictivo… ya valiste…”. Busca en el Facebook a Cámara Rodante, es un grupo de buenos amigos que ruedan los domingos, creo que sería una buena opción… No sé equivocó…
Después de regresar a las 4 de la mañana de una función, busque a Cámara Rodante. La cita: 8 de la mañana en El Bosque de la Primavera, anunciaban distintos puntos del bosque, entre ellos, Los Toboganes, he quedado cautivado… La naturaleza, la fuerza de tus piernas, mucha o poca da igual, el binomio hombre-velocípedo, la introspección que te brindan esos momentos a pesar de tanta gente… ser testigo cercano del Poder Tándem…
El siguiente fin de semana se ha atravesado un compromiso familiar importante por lo que la cita al mismo bosque entrando por Tala fue para mí una travesía pérdida. El ver la reseña, las fotos, los comentarios, me produjeron una sensación de resquemor…
Esperé con ansias el anuncio de la próxima rodada a través del invento de Mark Zuckerberg… A rodar con todo y borrego al Mirador de Techaluta… Domingo 6 de Noviembre… 6:30AM… Ea, sonaba bien… Los preparativos comenzaron: bicicleta al taller, pantalón corto con acojinamiento, camelback, barras, pero sobretodo los regalos que debíamos llevar. Elegí prendas para el frío.

Una mañana fría, pedaleando hasta el Parque Alcalde, ya esperaba un pequeño grupo de 4 personas… Me pregunte: ¿Esos son todos, por qué tan poca enjundia? No hay ningún carro… ¿en qué nos iremos? Supuse quién era el líder…Carlos y Chava Cheves, ya estaba ahí… había sido mi guía en La Primavera. Minutos después una camioneta con el entusiasta y buen amigo Rodrigo, trepamos bicicletas y al siguiente punto de encuentro: Las Fuentes. Nos íbamos ya, otro ciclista, no había lugar, afortunadamente otro carro.
Vimos durante el trayecto como un ciclista “volaba” por la avenida, lo identificamos como uno del grupo, no cabía ya en la camioneta… se le pidió pedaleara hasta el punto de encuentro, cuando llegamos preguntamos por él… No estaba… Se pasó… Traía tanto “power” que se pasó… Esperaban ya más de ocho vehículos y seguían llegando más, se respiraba la camaradería, el saludo, me sentía un poco extraño, pero Chava y Rodrigo se encargaron de que fuese sintiéndome en ambiente… Tardamos un rato más, estaba ansioso por llegar…
Otro pequeño grupo esperaba en la carretera más adelante… Allí conocí al “Mayester”… Eduardo… tipazo también, sería mi conclusión al final de la travesía… Este grupo se había encargado de detener al “puntero” de la rodada... Aun más ansioso por llegar… Vámonos en caravana, dijo Carlos Ibarra…

¡Tú no traes casco, no puedes rodar con nosotros…! Ya me lo pongo, aquí está… Las reglas en Cámara Rodante son claras…

Rodamos por espacio de unos trescientos metros sobre la carretera, doblamos a la izquierda y a la terracería… la aventura comenzaba… a los lados la vegetación se tornaba muy conífera… un señor venía de la ordeña, muchos le saludamos y nos respondía a cada uno con amabilidad: Buenos días, señor, que Dios le bendiga… Acaso no debía enojarse porque le invadíamos su montaña?
El ascenso fue sufrido y reconfortante, subidas y más subidas, pendientes y más pendientes, de vez en cuando un tramo sin inclinación donde se podía tomar aire, algunas bajadas donde la adrenalina se empezaba a sentir… algunas paradas del guía punta para esperar al resto del grupo, otros la ocupábamos para recobrar el aliento… los rayos del sol se asomaban a través de las ramas de los pinos… de vez en cuando te deslumbraban… a los lados vacas lecheras, sembradíos de algunas plantas cubiertas con bolsas de plástico, lugareños que pasaban y se nos quedaban viendo… Estos locos…
De pronto, ¿quién trae, de casualidad, un tornillo de mariposa para el asiento? La respuesta era sencilla: nadie. Rodar con el tubo del asiento flojo, no creo que sea nada cómodo, pobre… Pero siguió rodando…
Llegamos a un espejo de agua, nos hidratamos, algunos tomaban más fotos, estacionamos las bicicletas cual caballos de la modernidad… algunas muy “Especialized as”, algunas de fierro para cancel o portón, pero todas con dos ruedas… Todas treparían la montaña…

Empecé a rodar. De pronto me vi a lado de un señor, al parecer Jorge, se llama… le hacía falta el brazo izquierdo, totalmente… Ascendía como si no le faltase nada: le sobraba espíritu… Gran lección, he quedado impresionado… Apoyaba todo en un solo brazo, ¿cómo hacía los cambios?

Algo estaba claro: al fondo el Nevado de Colima… Era el momento de la foto del recuerdo… las cámaras empezaron a trabajar, algunos fueron extremos al tomarse la foto, se les hizo una invitación a la cordura… a cambio se les hizo la promesa del montaje en Photoshop…jajaja. Aunque suene romántico en ese peñasco había pequeñas flores, todas juntas, de muy diversos colores… la heterogeneidad y la comunión, en los humanos también se da… No podía ser mejor… Me preguntaba ¿faltará mucho para el borrego?...


Don Everardo, ya con el hacha y el tronco de madera, empezó a trocear a ras de suelo, con mucha delicadeza y cuidado el borrego... Pensaba, no va a rendir… Lo empezamos a saborear, tomando porciones con prudencia… una sola palabra… exquisito, de verdad… Además servido tan afectuosamente… Las tortillas volaban… las cazuelas de frijoles chillaban desde el fondo… jarras y más jarras de agua…
Y la capacidad de interacción de estas personas me ha dejado boquiabierto, su apertura, su amabilidad, su disposición, su sonrisa, sus afectos… en fin, cosas que en la cotidianeidad de la ciudad y el consumismo se nos olvidan… que existen… A ellos no, viven así…

No más de treinta habitantes… “Vinieron los del INEGI, los emborrachamos, estábamos creídos que pertenecíamos a Juanacatlán, pero no…ni ellos mismo nos han aclarado… ese ha sido el problema, por eso no llegan las ayudas del gobierno”… Ramsés, uno de los dos hijos de esta mujer con su sombrero… intento despojarlo del mismo, cuando me dí cuenta que lo estaba ahorcando… jajaja… La hermana con un nombre muy particular, Defensa, servicial, atenta, callada, obediente de la jerarquía de su madre y hermana… El fogón, el metate a un lado, las tazas y utensilios de la cocina, cuidadosamente ordenados sobre la pared… pero sobretodo, insisto, la cordialidad… es decir, el corazón…
Ha llegado el señor Lino, él y su familia fueron la barredora, en bicicleta y en camioneta… Se ha pasado hasta la cocina, han saludado, han dado las gracias, han comido, han platicado… un caballero…
Durante la comilona nos enteramos que alguien festejaba su cumpleaños… número 69… sí, señor… lo escuche decir que su familia le había propuesto un festejo en casa… él, pidió, le dejarán ir a celebrar a la montaña, rodando, con Cámara Rodante, se le veía feliz, abrumado por tantas felicitaciones, pero que recibía gustosamente… qué regalo tan grande el de su familia…

La bajada: excitante y peligrosa… AdrenAlina pura… Pensé que sería cansada… Nada de eso… Unas pendientes pequeñas y a descender… Unos columpios donde la velocidad se multiplicaba en segundos… Con el menor descuido y pararía en la sala de urgencias de cualquier hospital con múltiples huesos rotos, o por lo menos, largas sesiones y una cuenta muy grande con el dentista… Así que decidí a concentrarme y disfrutarlo… esa sensación entre placer y miedo, que sientes que el corazón se te sale del pecho… Parecía que saldría disparado de la bicicleta… le sonaba todo… creía que se iba a desbaratar… frenar por algunos momentos me hizo derrapar… afortunadamente no caí… Jorge, de quien les platique le falta un brazo, no le ví ni el polvo… bárbaro… Dos columpios muy pronunciados… “las bajadas de la muerte”… Algunas pequeñas cuestas, pero ya con las piernas hinchadas, no nos duraron nada… el descenso fue rapídisimo…
Durante el regreso más de uno se ponchó… para ser exactos ví a tres ponchados… en dos me paré… so pretexto de ser inexperto , seguí rodando… al final comprendí que perdí la mística de Cámara Rodante, la camaradería, ayudar al otro… perdí la oportunidad de ayudar… aunque fuese moralmente… perdí la oportunidad de aprender a desponchar una rueda… al final, en la reflexión, me ha quedado claro…
Fuimos llegando uno a uno al punto de salida. Hasta que finalmente llegaron los guías del final y las barredoras. Llegaba Carlos y Edgar, el señor Lino y familia, la señorita en la barredora 2… ésta esperaría en Atemajac de Brizuela, pero hizo favor de conducir otra de las camionetas y pasó a mi parecer un paseo espectacular a lado de su novio... poco a poco se fueron despidiendo algunos, otros tomaban las fotos del recuerdo, platicaban las anécdotas, se rehidrataban, estiraban, subían las bicicletas...

El señor Lino se unió a la plática. Nos contó. Le dije a mi mujer – la cual estaba en la camioneta- voy al afterparty… Qué antro es ese? Reímos. ¿Alguién cargaba consigo un tornillo de asiento? Nadie… error… el señor Lino traía uno, que amablemente proporcionó… Se acordó en ese momento la canonización de tal personaje: San Lino, el defensor de las bicicletas… y bicicleteros. Ha hecho posible que muchos sigan rodando ante un desperfecto de sus bicicletas, sacrificando su propia diversión, su propia rodada, por que otros nos enamoremos de esto… sus hijos llenos de energía, no pararon…
Regresamos. Por carretera. Algunos ya con la preocupación de la familia, pero con la convicción de haberlo disfrutado… Con ideas y proyectos en el tintero al calor de las emociones. Ha sido estupendo… Bajamos las bicicletas, a rodar a casa, después de lo vivido, no había cansancio, aun en compañía de Carlos Ibarra… nos despedimos avenida del Federalismo… sin lugar a dudas fui el último del paseo en llegar a casa, pero muy satisfecho…
Para algunos son nuestras primeras aventuras con CR. Algunos vendrán sólo de visita, algunos regresaremos… que no se acabe la enjundia, el entusiasmo, la fuerza, la alegría, la buena vibra, la camaradería, la cordialidad… Gracias Cámara Rodante.
Cedido todos los derechos a Camara Rodante, copyright 2011… jajaja… no te creas… Charly… creo que me excedí en el texto… podeis editarlo y censurarlo a tu criterio… estoy para servirles… nos veremos en las próximas fechas… ha sido un verdadero placer conocerles…
Ramón Avalos Sánchez
Cámara Rodante
EXCELENTE! Yo he llegado caminando a ese Mirador en el amanecer y es verdaderamente indescriptible la experiencia, ahora me imagino rodando, ufff, además esa comida es la mejor que puede existir, borrego, frijoles, salsas y tortillas hechas a mano!!! En fin, espero tener pronto más condición para unirme a sus rodadas,
ResponderEliminarGracias por compartir!!!
Felicidades Mayester por tu relato, esta padrisimo y en mi opinion no te exediste de texto solo nos platicaste lo que sentiste y lo que viviste y estuvo padrisimo, que gusto conoserte y seguramente nos seguiremos viendo en mas rodadas, un abrazo
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