Día 04 julio a las 10:01 am, recibo un mensaje por WhatsApp enviado por un gran amigo, Mario Alberto Parada, se trataba de un invitación, ¡Vamos a Mezcala! con Cámara Rodante.
De ahí comienza mi emoción por rodar en mi bici de montaña, no lo niego, sentí nervios e inseguridad al preguntarme ¿Cuál será el recorrido y como estará? Al llegar el día domingo 07 julio suena mi la alarma 6:30 am, con toda la actitud despierto y comienzo a alistar mis accesorios, tal como decía la invitación, una información muy completa y clara.
Llegando a la cita puntual en la ribera de Chapala seguían los nervios viendo al grupo preparándose en el punto de salida y yo con mi pasión por rodar. Me acerqué saludando cordialmente a todos, ellos ansiosos de empezar. Cuando comienzo a escuchar la voz del coordinador, Juan De Dios, con sus indicaciones, me dije a mí misma, ¡llegó la hora!
Comienza la ruta, todos los ciclistas con energía y sonriendo, no me imaginé encontrar caminos agradables; el clima era perfecto; los compañeros amables, siempre con su buena actitud me transmitieron mucha seguridad, y más seguridad me dio al ver que uno de los paseantes tuvo una descompostura en su bici y se paró el grupo completo mientras lo apoyaban, ya no había nervios.
En el transcurso del camino fui encontrando paisajes muy hermosos, no quería dejar de pedalear para seguir mirando más lugares. Cada pedaleada se disfrutaba sin importar las subidas, las piedras y el lodo. También pasamos por varios pueblos, los habitantes respetando al grupo dando el paso y te motivaban con sus voces de ¡ánimo!. ´
Llegando a Mezcala, ahí transbordé en la lancha para conocer la Isla del Presidio, un lugar de mucha historia. Después de conocer, vuelvo a escuchar aquella voz del coordinador Juan De Dios, con las nuevas indicaciones para el regreso Mezcala – Chapala, porque el regreso fue por carretera, todo excelente. ¡Vivan su experiencia! con Cámara Rodante. ¡No hay camino difícil, si Dios es nuestra guía!
Crónica por. Cristina Hernández
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