Ya antes había deseado pasear con la comunidad de Cámara Rodante pero por diferentes motivos no pude. Esta vez decidido, preparé mi bicicleta y acudí al punto de reunión.
Esperaba una comitiva de 10 a 15 personas pero afortunadamente fuimos casi el doble!! sino es que más compañeros.
Automáticamente al arrancar fuimos una hermandad, todos más que dispuestos a cumplir los 50 kilómetros contemplados.
En el camino hubo de todo, subidas, bajadas, pavimento, terracería pero lo interesante fueron las dos últimas subidas, todo un reto y así mismo toda una satisfacción al llegar al punto acordado.
El regreso no fue menos interesante, las miradas de la gente al vernos pasar nos inyectaba combustible, puedo asegurar que fomentamos el uso de nuestras fenomenales bestias de dos ruedas.
Crónica por: Ismael Rosales Rivera
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