“A rodar hacía El Amparo”, una ruta que desde su publicación generó expectativa y motivación tanto para aquellos que ya la conocíamos como para los que estarían interesados en acudir por vez primera. Y es que se trata de una ruta que conlleva poner a prueba tu cadencia en las Vías Verdes, disfrutar/sufrir en las subidas, así como evaluar tu destreza con los descensos técnicos en caminos con piedra suelta; pero que bien valdrían la pena por los paisajes, la convivencia con los amigos y la historia que envuelve esta región de Jalisco.
Iniciamos en la estación de Ahualulco del Mercado, en donde de manera puntual un grupo cercano a los 40 ciclistas nos reunimos dispuestos a disfrutar de esta ruta que nos recibió con un tramo aproximadamente de 10 km sobre Vías Verdes hacía el pueblo de Etzatlán, el grupo se mantuvo compacto a paso veloz jalados por los compañeros del grupo “Pies Negros” lo que nos dio, de inicio, un indicativo de que la rodada tendría buen ritmo y habría que ponerse las pilas. No faltaba mucho para llegar a Etzatlán cuando alguien gritó: “se ponchó el compa de la Gravel”, por lo que algunos nos quedamos para auxiliar al buen Yosh y después alcanzar al resto del grupo en la entrada de Etzatlán.
En Etzatlán, sin duda, una de las paradas obligadas era llegar al telar de colores ubicado en la zona centro, para posteriormente dirigirnos a la salida del pueblo en donde el camino de terracería anunciaba el inicio de la primera buena trepada rumbo al mirador de La Cruz de Quezada, aquí el grupo se alargó como era de esperarse ya que algunos decidimos tomar nuestro propio ritmo, otros más tomar algunas fotografías y el resto se arrancaron derechitos al mirador desafiando sus propios tiempos. En el mirador aprovechamos para hidratarnos, tomar fotografías panorámicas de Etzatlán, compactar al grupo y recuperarnos para continuar.
Arrancamos hacía nuestra siguiente parada por un tramo adicional de subida en donde el calor y la humedad comenzaban a sentirse, pero pronto el camino empezó a ponerse más parejo y las bajadas al fin se hacían presentes, un tramo muy divertido en donde cruzamos varios riachuelos que permitían hacerlo sobre la bicicleta llevándote una buen refrescada mientras seguías pedaleando. A lo lejos se veían ya las fincas antiguas de lo que fuese uno de los pueblos mineros más importantes de la región a inicios del siglo XX debido a las grandes cantidades de Oro y Plata que se extraían, mismo que actualmente es habitado por una cantidad mínima de personas que tratan de mantener la identidad del lugar, El Amparo.
Llegamos directos a hacer fila a “La tiendita” que por fortuna de todos tenía la suficiente hidratación y algo de comida, aquí el grupo aprovechó para tomar un pequeño descanso, tomarse fotografías en el kiosco de la plaza principal, conocer la Capilla de “El Señor del Amparo” así como las ruinas de lo que en su momento fuese “La gerencia de la Mina”… Durante este descanso pudimos observar algo poco usual: una reparación temporal de un cuadro fisurado que gracias a la ayuda de Johna Ruíz se logró que el compañero pudiera concluir la ruta por sus propios medios.
Salimos de El Amparo hacía el último tercio de la ruta en dónde un notorio cambio de vegetación nos ayudó con sombra para la que sería la última trepada sufrida del recorrido, llegando a la parte alta se emitieron las advertencias de bajar con cuidado debido a la piedra suelta y zanjas en el camino conocido como “La bajada de Las Jiménez”, afortunadamente no hubo mayores incidentes en este descenso y logramos reagrupar en el entronque de la carretera que nos llevaría de nuevo a la estación de Ahualulco para concluir la rodada.
En este último tramo parecía que varios compañeros habían sacado el “extra” y se fueron a fondo… Después captamos que iban directo y sin escalas a lo que sería el festejo por el cumpleaños del compañero Juan a quién ya le tenían preparada una convivencia bien merecida… Muchas Felicidades Juan y gracias a todo el Staff de Cámara Rodante, así como al resto del grupo que en todo momento se mostró dispuesto a apoyar a otros en una ruta que siempre tiene algo nuevo por mostrarnos!
Crónica por Carlos Eduardo Chávez
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