Despues de ver en redes sociales las fotos de Camara Rodante, les enviamos mensaje y por fin nos decidimos a explorar la montaña junto con ellos.
El día llegó... Ya era domingo, y no cualquier domingo, sino el primer domingo de la primera rodada en bici de montaña del 2024 a la que asistiríamos mi hijo de 12 años y yo. Eran alrededor de las 6:20 a.m., y el frío no cedía ante el sol que aún no enviaba sus primeros destellos, y nosotros ya estábamos abriendo los ojos con mucho entusiasmo pero aún con sueño.
Desayunamos algo ligero (un huevo y un licuado de fresa con avena y un poco de moringa para aquello de la energía). Alistamos nuestras bicicletas que la noche anterior habíamos calibrado entre los 40 y 55 PSI. Subimos ambas bicis R29 al Rack, y estábamos contentos de ir a rodar a la montaña.
Llegamos al punto de encuentro a las 8:08 a.m. que fue el estacionamiento del Soriana de Plaza San Isidro, Cuando estabamos por llegar e ibamos por la lateral de Periférico, alcanzamos a ver los cascos, las bicis y a los que serían nuestros compañeros de rodada, lo cual nos lleno de más entusiasmo. Ese día, mi esposa nos acompañó, pues era la primera vez que nuestro hijo recorrería más de 20 km en bici de montaña, y ella también estaba entusiasmada y no quería perderse de ese primer día de rodada (al menos quería tener la foto del recuerdo).
Ajustamos cascos, verificamos las llantas y nos dirigimos a nuestro grupo, el "rosa". Escuchamos atentos lo que uno de los expertos comentaba sobre la rodada. Le siguió la presentación de los padrinos y madrinas de la rodada, y culminó con la foto grupal del equipo rosa. Mi hijo me dijo que los senderos boscosos nos aguardaban, y le respondí que sería un exquisito desafío que solo la naturaleza nos podría brindar.
Una vez empezando a dar el primer pedaleo, comenzamos a sentir que se estaba convirtiendo poco a poco en un compás que nos estaba llevando a través de colinas empinadas y curvas desafiantes. El crujir de las hojas y las piedras cada que avanzábamos se entretegía con una mezcla de risas y comentarios breves, creando una melodía única que acompañaba nuestra travesía.
Nuestra primera parada fue el “Diente”, en el que nos tomamos algunas fotos nosotros y con el grupo, esta vez con el equipo amarillo, azul y el nuestro que era el rosa. Después de admirar y gozar la majestuosidad del "Diente", seguimos nuestro recorrido, pero hasta llegar famélicos por los famosos lonches que todo ciclista ha degustado.
El regreso fue más demandante, pues las mismas bajadas que habíamos dejado atrás ahora se convertían en subidas que exigían resistencia, pero las vistas desde la cima hicieron que cada esfuerzo valiera la pena. Nos detuvimos varias veces, no sólo para capturar la majestuosidad del paisaje, sino también para tomar aire y relajar nuestras piernas; esto nos sirvió para compartir momentos y risas que se volvieron parte de esta experiencia única. Cabe mencionar que en todo momento siempre hubo apoyo y consejos de los más expertos.
Los descensos eran pura adrenalina, con la velocidad aumentando mientras sorteábamos obstáculos naturales. La destreza técnica se puso a prueba, fortaleciendo los lazos entre nosotros con cada tramo superado. La emoción se reflejaba en nuestros rostros sudorosos, testimonio de la aventura que vivimos juntos.
En un espacio con sombra, nos detuvimos para recargar energías. Tomamos un poco de agua, unas mordidas a nuestras barras energéticas, mientras las anécdotas y bromas fluían, creando una conexión especial entre nosotros. Cada pedaleo de regreso nos acercaba cada vez más hacia la meta (nuevamente el estacionamiento). Nos sumergimos en el tramo final, guiados por los padrinos y las madrinas de nuestro equipo rosa, y finalmente, regresamos al punto de partida con sonrisas y una sensación de logro palpable.
La rodada no solo fue un desafío físico, sino también una jornada compartida de amistad, naturaleza y pura emoción sobre dos ruedas con nuestros compañeros, compañeras y compañeres de Cámara Rodante. Muchas gracias por su apoyo y por esta rodada. Nos vemos puntuales en la siguiente que será en la primavera.
Por Carlos Gonzalez.
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