El domingo por la mañana comenzaba con entusiasmo. Nunca he sido especialmente fan de despertar antes de las 8 de la mañana, pero esta vez, tenía una gran modivación: La primera rodada en bicicleta de montaña fuera de la ciudad.
Hace 4 años aprendí a andar en bicicleta de nuevo. Hace apenas un año me pude hacer de una bicicleta de montaña con esfuerzo y después de unas rodadas dentro de la ciudad para aprender a rodar, me sentí capaz de unirme al gran grupo de principiantes de Cámara Rodante. Siempre al lado de mi compañero de vida y motor de estas nuevas aventuras: mi esposo.
Una semana antes (en la primera rodada en la ruta del Diente) descubrí muchas cosas para las que me hacía falta estar preparados. Una noche antes prepare dulces, electrolitos, vestimenta adecuada y como siempre casco y guantes.
La cita era en la estación de la Vega, a 1 hora manejando de la ciudad. No es habitual salir de la ciudad tan temprano, sin embargo, llenos de emoción, partimos antes del amanecer.
Nuestro primer obstáculo se presentó apenas saliendo de av, aviación y periferico: Una llanta baja. Es costumbre revisar la presión de las llanta de las bicicletas antes de salir pero nunca pensamos que era igual de importante revisar la llantas del carro. Le mandamos mensaje a los padrinos del mejor equipo: El equipo Amarillo.Avisamos de nuestros retrazo y muy apenados llegamos tarde pero seguros al punto de encuentro.
Muy felices de que aún pudiéramos unirnos a la rodada. Tomamos indicaciones y nos preparamos para salir.
Escuchamos de los padrinos que la semana pasada hicieron falta radios y de pronto, ya tenía uno en mis manos. Sin saber que hacer son él, lo porté durante la rodada y fue una gran experiencia escuchar a lo largo del camino como es la verdadera organizacion.
Partimos de la estación sin saber bien por que rumbos nos iban a guiar, siempre abiertos a las sorpresas y esperando lo peor: las temibles subidas, Pero bien se nos dijo: No existen montañas planas.
Inició el camino junto al riachuelo, viendo volar garzas y viendo paisajes salidos de una novela romantica. No duró mucho hasta que empezó la terracería y los retrasos, Unas compañeras nos dejaron apenas empezando por dificultades técnicas. Deseo que nos puedan seguir acompañando en las siguientes rodadas.
Avanzando un poco más comenzaban las temible subidas técnicamente sencillas, físicamente demandantes,
En esos momentos es importante tomar todos los consejos que un principiante necesita escuchar: prepara tus cambios, pedalea con la parte delantera del pie no con el talón, usa las posiciones del asiento para pedalear con fuerza y lo no te bajes y sigue pedaleando.
La primera subidita, me agarro por sorpresa y no la logré subir. y con envidia y admiración vi como muchos de mis compañeros si lo lograban. Estoy decidida a llegar pronto a ese nivel.
Cuando el camino se presentaba complicado, era natural que los compañeros de mayor experiencia nos tomarán ventaja, pero me alegraba oír por el radio que cuando eso llegaba a pasar siempre estaban en constante monitoreo. Nunca se detuvieron las preguntas de sí necesitábamos reagrupar, detenernos o bajar la velocidad para que nadie se quedara atras.
La primera parada tecnica fueron los herbores: unas nacientes de agua caliente donde nos tomamos la primera foto grupal. Una gran experiencia y única de ver.
Seguimos un poco más sobre el camino, saliendo un poco a carretera y encontrándonos de vez en cuando con las vias. El destino era probar las famosas sandías en uno de tantos invernaderos que veiamos al pasar peor esta vez no tuvimos suerte.
Entonces tomamos el viejo camino rojo que solían ser las vías del tren,
Nuestro descanso largo está vez fue en la presa de la Vega. Un gran cuerpo de agua que nos hacía recordar la razón de despertarnos tan temprano esa mañana Fue un espectáculo maravilloso de ver y disfrutar. En el rostro de todos los compañeros se podía ver la satisfacción de haber llegado hasta ahí.
Las vías verdes fueron sin duda mi parte favorita ( a pesar de los huizaches): un camino recto y sin complicaciones con una plática muy amena con la madrina Brigitte. Ahí obtuve un consejo más: ese camino está hecho para aprender a hacer cadencia y mantener el ritmo.
Estos consejos nunca sobran cuando eres novato. Estoy agradecida de todas las medidas que toman los organizadores y padrinos para guiarnos, mantener el ánimo y no dejar a nadie atrás.
Y así de pronto ya estábamos de regreso en la vieja estación del tren,
Esta vez fue mucho mucho más sencilla que la ruta. Menos duración, pero el mismo ánimo y ganas de disfrutar el camino.
Al final unas pequeñas indicaciones ams para el próximo domingo: Rodada en La Primavera.
Espero con ancias la próxima ruta.
Por Yareli Hernandez.
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