Como en la mayoría de las rodadas la cita es a las 7 am, todos los asistentes empezaban a llegar poco a poco. Extraños, conocidos y amigos de antaño. Ayudándonos unos a otros a revisar las bicis y probando los equipos para seguridad de los paseantes.
El momento había llegado, es tiempo de reunirse para escuchar las indicaciones de los guías y una breve introducción de lo que enfrentaríamos. Caras de emoción e inquietud de aquellos que se incorporaban por primera vez y de aquellos que como yo nunca habíamos recorrido estos senderos.
Empieza el recorrido con un poco de pavimiento que nos alejaba cada vez más de la ciudad, un descenso extenso y pronunciado que nos permitía reservar las energías para lo que vendría a continuación.
De fondo una fantástica postal de nuestro objetivo y que todos teníamos en mente conquistar.
Ya casi para llegar a la cima del cerro empezaba a dudar de mi resistencia para completar mi meta, un compañero que venía tras de mi comento que nos esperaría en el regreso, yo seguí para dar alcance al grupo, pero en el intento por alcanzarlos cerca de a una vieja casa abandonada en la cima del cerro les perdí el rastro tome un camino equivocado y llegue a otro mirador que no estaba contemplado
Decidí regresar y quedarme con mi compañero que se había quedado atrás. En esto otro de nuestros guías Héctor nos encuentra y nos da ánimos para seguir adelante y así conquistamos cerro blanco.
El regreso estuvo aún mejor, nos encontramos amigos que casualmente cruzaban con nuestra ruta y durante el trayecto no faltaron los imprevistos como avería y caídas que retrasaban un poco a nuestro regreso.
Llegamos a nuestro punto de descanso para hidratarnos y comer un sándwich para cargar energía, después de un breve momento de platica, risas y descanso continuamos nuestro camino hasta llegar al origen de nuestra ruta.
Atte. Jesús Rodríguez.
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