Nuestra primera vez rodando con Cámara… y nos estrenamos con ruta premium.
7:30 am y ahí vamos, volando como si fuéramos ya ciclistas élite, nomás para llegar a tiempo al punto de reunión en el malecón de Jocotepec. Uno piensa que va tarde, que ya todos deben estar listos para arrancar… y al llegar descubrimos que.. no éramos las últimas. Ni las primeras. Éramos parte del relax.
Y qué buen tiempo de llegar, porque alcanzamos a tomarnos las fotos con la salida del sol, esas que parecen portada de revista, mientras echábamos risas con los de Cámara, que bien podrían aventarse un stand up en lo que pedaleamos. La verdad: excelente servicio.
Foto “de shower” y arrancamos la fabulosa ruta por los malecones. Era mi primera vez rodando por el de Jocotepec y está increíble lo bonito que lo dejaron: los puestos de comida tipo cabañitas pegaditas al lago, el viento fresco o porque era temprano? Uno ahí siente que sí vale la pena madrugar.
Llegamos al primer malecón: Chantepec, y mientras salían las fotos ya estábamos divididos: la barredora por allá, los adelantados por acá, los desaparecidos quién sabe dónde. Continuamos hacia el tercer malecón, San Juan Cosalá, mientras veíamos a ver si por fin nos reencontrábamos.
Pero ah, ya que pesado se siente.
Yo juraba que tenía condición de principiante, pero lo que tenía era condición para tirarme al suelo. Entre el empedrado y la silla de la bici, mi único pensamiento profundo era: “¿Cuándo llegamos para tomarme una cerveza?”
Pero eran las 9 am. Tampoco, Laura, no seas así.
Sin señales del grupo entero, seguimos al cuarto malecón: Ajijic. Y ahí nuestra compañera Valeria ya estaba tirando la toalla. Y no para acostarse a tomar sol, sino para rendirse de cansancio de verdad. Fue entonces cuando salieron los Ángeles Guardianes de la Bahía versión ciclista:
Bochis, nuestro capitán, sacó gomita, gel de uva y snacks como si trajera un abarrotes en la mochila; luego llegaron los HoneyWhales con galletas y aromaterapia.
Ese punto se convirtió en spa, ambulancia emocional y acto de hermandad todo en uno.
Resultado: Valeria revivió y pedaleó como si hubiera sido poseída por el espíritu del Tour de Francia.
Todo tan bonito que el equipo se reunió por completo y juntos nos lanzamos al penúltimo malecón: San Antonio Tlayacapan. Ahí conocimos al famoso "Arvizu" —mi paisano de Sonora, aunque su nombre no me lo aprendí— con sus hermosas licras que iluminaban el camino. Él se convirtió en el fotógrafo oficial de las mujeres: posiciones llamativas, flexiones, ángulos artísticos… un espectáculo visual.
Gracias, Arvizu, por tus servicios a la estética del ciclismo.
Después de tanta belleza, alguien dijo las palabras mágicas:
“Tacos de birria y una hora en Chapala.”
Y ahí nos pegó el aire de la Rosa de Guadalupe.
De un momento a otro íbamos volando a Chapala.
Último malecón y nos esperaba el “desayuno ligero”: café, pan, omelettes… lo típico para sentir que comiste poquito, aunque no fue poquito. Pero cargó perfecto las pilas para el regreso a Jocotepec por la ciclovía, donde Mr. Arvizu empujaba a Valeria para llevarla a máxima velocidad estilo Sandra Bullock y Keanu Reeves en Máxima Velocidad. Detrás venía nuestra compañera con su bici no apta para terracería, pero pedaleaba como si estuviera compitiendo e iba ganando como diría Belinda.
Todos con una energía que me hacía preguntarme si realmente estábamos en la misma sintonía… porque yo lo que quería era ya esa cerveza bien merecida.
Llegamos felices con Doña Ana —o La Ana, o Una Ana— que nos salvó la tarde. Caguama, michelada, papitas con chile y una reunión amena con el puntualísimo… EL PAPI, que no llegó temprano a la rodada, pero llegó puntual a la cerveza, y eso es lo que importa.
Entre historias, risas y una caguama fría, nosotras salimos asoleadas, contentas y profundamente agradecidas con el súper equipo de Cámara Rodante. Aquí también un enorme agradecimiento a los barredores, a Toro y a Del Hoyo… los verdaderos superhéroes sin capa. Siempre cuidándonos, siempre al pendiente, siempre pacientes, aunque atrás vayamos haciendo más paradas que en ruta turística.
Ojalá la vida nos alcance para muchas rodadas más con ustedes.
Nos vemos pronto.
Por Valeria Gardea y Laura Márquez.

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