Que tal, mi nombre es Rafa.
Todo comenzó con la invitación de mi compañero Jorge, quien le gusta hacer rodadas en montaña; ya había ido una vez al bosque de La Primavera, sin embargo, nunca a rodar en grupo, y Jorge me invitó con Cámara Rodante, y me llamó el sábado por la tarde, por lo que el domingo temprano me desperté a las 5:30 am para estar listo con lo que se requiere para rodar.
Llegamos al punto de reunión en el Chedraui de Rafael Sanzio y Vallarta, ahí nos encontramos a Ricardo y otros compañeros del grupo, y después nos iríamos a un pueblito que se llama Santiaguito.
Al llegar al pueblito y que es el punto de salida rumbo a Teuchitlán, nos dieron unas indicaciones sobre el trayecto, como los kilómetros que íbamos a recorrer, el tiempo estimado, etc.
Salimos aproximadamente a las 8:30 am, aunque el inicio fue de pura subida, los paisajes fueron muy chidos, hubo un compañero que se regresó, porque estuvo pesada la subida, y le sugirieron regresare para evitar algún accidente. Posteriormente en el camino hubo algunos ponchados, y que siempre esperamos para no dejar a nadie atrás.
Parecía que la noche anterior había llovido, por lo que había charcos y lodo en el camino y algunos se cayeron en el paso por el charco, otros nos mojamos los pies, porque si están un poco hondos, las bajadas eran espectaculares, así como la vista de los paisajes, llegamos a un mirador, poco antes de llegar a Teuchitlán, en el que se aprecian a lo lejos las ruinas de Guachimontones.
Al llegar Teuchitlán, desayunamos y bebimos algo, para tomar energía para el regreso, y en lo personal fue un poco complicado el comienzo, pues iba un poco lleno del desayuno y bebida, pero íbamos tranquilos y a buen paso. Con nosotros se regresó una persona de Teuchitlán (Tony), que creo la mayoría podíamos ubicar, ya que era muy competitivo.
A la mitad del camino de regreso, ya me sentía muy cansado por el sol de la tarde, que creo que fue lo que más me pegó, y ya con poca hidratación, pero aun así seguimos todos, ya que el compañerismo y el cotorreo, te entusiasma para seguir pedaleando, y esperando y apoyando a los ponchados que en el regreso a uno que otro le pasó.
En la última bajada que está bastante pronunciada, Tony se cayó de la bici, y que por consecuencia, se llevó un fuerte golpe, pero los compañeros le auxiliaron y lo vendaron, y ahí fue donde se regresó el legendario ciclista. Algunos lo esperamos y aprovechamos a descansar y esperar a otros compañeros, y en ese descanso, aprendí algunas cosas nuevas sobre las herramientas que tengo, ya que un compañero me explicó que es para unir una cadena cuando se revienta y cómo se hace el trabajo.
Después del descanso, seguimos hasta llegar a nuestra meta y encontrarnos con los demás compañeros, fue una gran alegría llegar pues ya estaba sediento y cansado, pero gracias a Dios, todos llegamos sanos y salvos.
Muchas gracias, Ricardo, Héctor, Henry, que de quien recuerdo sus nombres, pero todos son excelentes personas que siempre están al pendiente de cada uno de los integrantes del equipo.
Crónica por: Rafael Lamas
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