6:00 am Suena la alarma y salto de la cama; “es hoy, es hoy”, desde una noche antes todo estaba preparado para no tener contratiempos y poder disfrutar. ¡De camino al punto de reunión un amanecer hermoso me acompaña, hoy será una gran rodada!
Estoy en el estacionamiento bajando mi bicicleta, tengo una lluvia de emociones, felicidad de retomar esta hermosa actividad y a la vez la incertidumbre de siempre: ¿qué me espera este día de aventura…?
Tomamos la foto de inicio y partimos a la ruta prevista, un camino empedrado que nos adentraba al pueblo, después a zonas con ganado, un pequeño río, los paisajes, esos aromas, el sol cada vez se hace más presente, me recuerda que es parte fundamental de esta felicidad y comienza a hacer sus estragos, necesito un poco de agua, sin embargo, me doy cuenta de que uno de mis botes desapareció, salió volando en alguna parte del camino, no importa, ya casi llegamos al pueblo, o al menos eso creo.
Llegamos a potrerillos, estoy cansada y un poco frustrada, aún falta el regreso, no sé si podré, comimos pollo, me hidrate, convivimos, todos son personas nuevas para mí, sin embargo, me hacen sentir como si nos conociéramos de antaño, es grato sentirse bienvenida, cómoda y motivada para poder regresar. Edgar, el guía del grupo nos explicó desde el inicio la ruta, estando en potrerillos de nuevo nos comentó en qué consiste el regreso, es un poco de carretera y una pequeña subida o al menos eso es lo que dice =)
Partimos de regreso, carretera, sol, una remolcada y viene la subida, aquí estoy frente a ella queriendo darlo todo siempre respetando y escuchando a mi cuerpo, vienen los últimos metros, tú puedes dar más, pensé, justo ahí se siente un calambre, no importa es solo en una pierna, ¡vamos! Ya sigue la bajada… continuamos el camino de montaña, eran los últimos km, mi otra pierna sintió la carga y comenzó con molestias, tuve que parar, estirar, hidratarme, todo el tiempo acompañada y asesorada de los compañeros de ruta, pude continuar, sin embargo no más de unos km ya que regresó la molestia, afortunadamente para mí, un compañero se ponchó, nos detuvimos unos 15 minutos a ayudarlo, eso relajó por completo mis músculos y pude terminar la ruta sin problemas.
¡Llegamos al estacionamiento de nuevo, estoy aquí, lo logré! Muy contenta de regresar a hacer lo que más amo, después de algunas semanas de descanso, con un equipo maravilloso que me hizo sentir todo el tiempo cómoda, asesorada y cuidada, no me queda más que decir Gracias.
Como lo dije al inicio: ¡Hoy fue una gran rodada! Me llevo historias, experiencias y sobre todo la satisfacción de haberlo intentado, siempre exigir un poco más a mi cuerpo respetando sus límites, retomando una actividad que me encanta y recordando por qué se debe ser constante. Soy parte del universo y somos uno con todo lo que nos rodea.
Crónica por Cinthya Cruz
No hay comentarios:
Publicar un comentario