COLECTIVO

Guadalajara, Jalisco, Mexico
Somos un grupo de amigos amantes a la fotografía y a la bicicleta, de ahí el nombre de este blog. Cada domingo vamos a pedalear por diferentes rumbos de la ciudad y fuera de la misma. Hacemos tanto ciclismo de montaña, ciclismo urbano y biciturismo. Con esto queremos fomentar el uso de la bicicleta como una herramienta viable de movilidad, de salud y de diversión. ¡¡¡Animate a rodar con nosotros, saca tu bici a pasear!!! Escríbenos a camararodante@hotmail.com

miércoles, 31 de enero de 2024

YO TENÍA 10 CICLISTAS, YA NOMAS ME QUEDAN CUATRO

Tres torres vía larga. El reto era mayúsculo, así lo dictaba la convocatoria, sin embargo tenía la confianza de haber conocido al guía en dos rodadas anteriores, me inscribí a media semana y era el tercero en haber completado el registro , supuse que el número de participantes no superaría los dos dígitos.

Estábamos puntuales a las 7am, un total de diez participantes, una bicicleta asistida, 3 compañeros que nunca habían rodado en el bosque, 3 de nosotros realizamos el recorrido por vía corta el año pasado, rápidamente comenzamos a recordar lo qué vivimos en esa última experiencia.

Hicimos una escala técnica en los contenedores para ajustar los cambios de una bicicleta y surtirnos con más agua porque sabíamos que sería necesaria ya de regreso.

Comienza oficialmente él recorrido, tomamos velocidad por camino ancho y algunos de nosotros seguimos a Cristóbal adelantamos al guía (pequeño error) por lo que nos pasamos la salida prevista y tuvimos que tomar la última desviación hacia el final de toboganes, desafortunadamente en este punto un compañero tuvo problemas con su desviador imposibilitándolo para continuar. Con esto comenzó la broma del día con la canción de “Yo tenía 10 ciclistas,  ya nomás me quedan 9”.

La primera trepada hacia el comienzo de obsidianas se convirtió en el siguiente filtro, ya que ahí nos percatamos de la posibilidad individual de completar la ruta y lo que esto podría significar para el grupo. Por lo que ahí los tres compañeros que rodaban por primera vez en el bosque tomaron la vía de regreso esperando poder completarla a futuro. No tengo duda que lo lograrán. Y de ahí “ya nomás me quedan 6”.

La bajada de obsidianas es divertida pero requiere concentración para no terminar en el suelo o con algún daño en los neumáticos. Decidimos reagrupar en el entronque al final del segmento. 

Seguimos camino, y todos vimos como Alex se detuvo un momento (después supimos que solo se ajustó la agujeta), todos veníamos tan concentrados que no nos percatemos que nos pasó como rayo, por lo que en cierto punto lo esperamos varios minutos, temiendo alguna avería en la asistencia de su bicicleta pero con la confianza que él conocía muy bien la ruta y no tendría problema para salir, hasta que pasó un ciclista en dirección contraria y le pedimos que le avisara que seguiríamos, la sorpresa llegó cuando lo encontramos metros adelante donde él estaba con Paco esperándonos a nosotros, sin duda ese fue el mejor escenario.


Continuamos teniendo en mente que seguirían las temidas “eses”, tramo que pareciera interminable tanto por recorrido como por la pendiente hasta llegar al entronque donde está el árbol y sabes que ya la lograste, en el camino en  encontramos mas ciclistas con la misma determinación que nosotros, alguno conocidos y nunca está de más aprovechar para saludar y ofrecer ayuda si la necesitan.

Las vistas desde Torre 3 siempre son la recompensa, sobretodo para Héctor y para mi que por primera vez llegamos por vía larga, comer agotado viendo el cerro de Tequila es algo que solo quienes estamos ahí podemos disfrutar, tras una breve pausa descendemos.

Es aquí donde Joaquín sugiere tomar un camino alternativo “La S line” que nos terminaría conectado con la puerta verde, pero nos tomaría más tiempo por lo accidentado del recorrido por lo que Alex y Juan deciden seguir el camino tradicional para llegar temprano a casa. 

Disfrutamos este último tramo para después llegar al tan renegado por todos “sal si puedes” tramo que solo se aligera por el pensamiento de la proximidad del oasis que representa el puesto de los cocos al comienzo de pinitos.

Después de repostar energías en dicho lugar Joaquín nos pregunta si aún tenemos galleta para terminar con espinazo, vaca muerta y arenosas, sin duda respondemos de forma afirmativa y con eso tenemos la cereza del pastel del recorrido.

Casi 8 horas de tiempo total, 58 km, mucho cansancio y felicidad para terminar en el punto de inicio. Finalmente “Yo tenía 10 ciclistas, ya nomás me quedan 4”.

Crónica Sergio Rodriguez del grupo ciclista Espartanos

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